martes, 30 de noviembre de 2010

El Escándalo de las Wikiguaus


Una de las opciones profesionales más interesantes que este palmito seductor que luzco me ofrecía era el de espía glamourosa. Así que durante los últimos años me dediqué a hacer de Matajari espiando de embajada en embajada. Ni idea os hacéis de la información que se puede sacar metiendo una nariz adecuada en el cubo de la basura correcta. Luego me acercaba al parque más cercano, dejaba que el perro del embajador me olisqueara el trasero, le hacía un par de monerías y luego era hacerse la rubia tonta y ponerse a hacer preguntas.

Siempre he sido agente múltiple, quiero decir que espiaba a todos por encargo de todos por el único afán de cotillear en condiciones. Y luego le dictaba las conclusiones al Gafapasta, que las pasaba al ordenador y que por lo visto luego ha hecho públicos todos mis informes en una página llamada Wikileaks.

Menos mal que algunos de los descubrimientos más jugosos me los guardé en el bolsillo secreto que me cosí en la almohadilla trasera derecha para vendérselos al mejor postor o utilizarlos como garantía de vida. Que dicen que los perros del Pentágono andan gruñendo por esos mundos de Anubis y que una tal Hilaria, igual de rubia pero mucho menos interesante que yo, está enfadada pero requeteenfadada de que las vergüenzas de que su terrier Bill salgan a la luz.

Por si hay algún agente interesado, que sepáis que tengo pruebas de que Ahmadineyad usa braguitas de satén, de que a Obama le gusta el té, de que Sarah Palin fue cabaretera en Pigalle y de que Zapatero fue el tercer tirador en el asesinato de Kennedy. También puedo probar que la Merkel desayuna confitura de tocino, de que Espianza Aguirre llega más que holgadamente a fin de mes, de que Rajoy come con babero y de que el perrito de San Roque no tiene rabo.

Por la compra de dos documentos, regalo información prilegiada sobre el puesto del mercadillo en el que Roldán se compraba aquellos calzoncillos cutrefactos.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Quiero un Ibuprofeno


La Tonta, digo Tiberio, entró anoche en su periódica crisis de aullido nocturno.

Y diurno. El Gafapasta dice que lo que le pasa a la mema es que ha entrado en celo y se descontrola. Vamos, que se ha puesto cachondona y no sabe cómo rascarse la peseta.

Lo de que eche sus pérdidas leves de orina en la colada perfumada del Gafapasta me da igual. Allá ellos. Pero yo tengo ya una edad en la que la tranquilidad es importante y me está empezando a atacar los nervios la soprano gatuna esta. Si por lo menos sonara bonito, no sé, un así como Magdalena Kozena con un Jendel suavecito, pues todavía. Pero a mí me recuerda más a una de esas que trae un amigo fraile del Gafapasta al Festival Internacional de Santander con el callo recién pisado. Un horror.

El griterío de la Tiberio estresa también muchísimo a la otra gata, Anabotella, que le pega un par de mandobles con uña y la corre por todo el pasillo haciendo todavía más ruido. Y ahí ya no, ahí es donde saco mi yo-represivo-policial, me planto en medio de las dos niñatas y las separo con un cabezazo a diestra, otro a siniestra y un buen gruñido mostrando dentadura.

Como se acercan las Navidades, he pensado que estaría bien cenar algo sofisticado y poco habitual. Y se me ha ocurrido que rellenar a Tiberio con trufas blancas, foie, pasas y un poco de Armagnac podría ser una idea digna del Bulli. Pero como además de histérica es escuchimizada, no habría para darle satisfacción al colmillo.

En cambio Anabotella está más mullidita y tiene unos jamoncitos que ... Creo que ya tengo menú para la Nochebuena. Pero como la Tiberio se ponga a maullar villancicos, la fileteo y la macero en miel para postre. Por Anubis que sí.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Cuestión de Pelotas


Me tranquiliza mucho que lo de ser raro no sea una exclusiva del Tipo Gafapasta: casi toda la peña humana que me encuentro es un poco corta y un bastante estrambótica.

Una de las manías que tienen es la de salir de casa con una pelota de tenis o una de goma dura. Es que son como niños, si no tienen un juguetito en la mano todo el día no están contentos. Lo gracioso es que luego llegan al parque o a la playa y tiran las pelotas lejos, lejos, como si se hubieran enfadado con ellas y no quisieran volver a verlas nunca jamás de los jamases. Y claro, menos mal que estamos ahí los perros para que no se les pierdan las malditas pelotas y no tengan que volverse a casa llorando después del ataque de nervios. No os vayáis a creer que se les corrige fácil, la tiran una y otra y otra, hasta que acaban agotados: entonces sí, guardan la pelota toda babeada y arrancan para casa, siempre bien custodiados por su perro nodriza. A veces me encuentro con gente que no lleva perros y claro, van con cara triste, como de culo de boxer, y es porque algún día tiraron la pelota y ya se les perdió para siempre, pobres.

Lo que sí es divertido es lo de jugar al fútbol. Me aficioné durante el último Mundial muchísimo. Consiste en que un montón de cachorros humanos en ropa interior y uno o dos perros corren todo el tiempo detrás de una pelota para morderla y gana el primero que hinca el colmillo en condiciones y la revienta. Yo juego como una depurada cristianaronalda y gano siempre, y por eso los chicos del parque traen cada día un balón nuevo y me invitan a jugar.

El Gafapasta dice que no se juega así, que no hay que morder el balón. Y que le estoy llevando a la ruina. Pero es que el Gafapasta es un poco (ejem) mariquita y de deporte no entiende.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Que Llueva, Que Llueva.


Pues me podréis contar lo que queráis de lo supermegaimportante que es la lluvia y todos los blablablás que os dé la gana. Pero a estas alturas de noviembre, los aguaceros otoñales me tienen hasta la mismísima peseta.

Tiene una ya unos años y unos riesgos de reúma que me ponen el pelo del cogote rígido sólo de pensar que me empiecen a molestar estas caderonas rompedoras que Anubis me dio. Y además, tiene que salir una de casa descalza y se me ponen las almohadillas perdidas de agua y pringue, porque lo que definitivamente no es lo de ponerme las manoletinas de Prada o los taconazos de Manolo y que se me echen a perder. Y mirad, chicos, las katiuskas muy monas si son de colorines, pero una no está dispuesta a salir a la calle con aspecto de campesina rusa.

Tampoco es que al Gafapasta le haga mucha gracia este diluvio intermitente (dos horas sí, un minuto no, dos horas sí, un minuto no). Que entre lo melancólico que le dejó la partida del Chico Guapo, la oscuridad horaria y estas aguas que nos llenan de moho hasta la babilla, no levantamos cabeza. Pero él al menos lleva paraguas.

Cuando me jubile me he jurado a mí misma que me hago un chalecito en mitad del Desierto de Atacama.


jueves, 25 de noviembre de 2010

Glendamaría También Saca Tarjeta Roja


Supongo que entre los perros, cosa de ser entes civilizados, todo resulta más sencillo. ¿Que se te acerca un chicarrón y se te pone pesado olisqueando por los cuartos traseros o intentando proparsarse? Pues una chica educada como yo primero mueve el muslamen y se aparta, y si ni con esas lo pilla, pues te das la vuelta y le tiras un tiento al hocico colmillo en ristre y todo solucionado.

Entre ellos, de machote a machote, se pelean, eso sí. Pero no se ponen abusones ni maltratones con las chicas. Y eso dice ya mucho, que una cosa es tener exceso de testosterona y otra muy distinta alojar restos de mierda en el cerebro.

Me dice el Gafapasta que este año ya más de 60 mujeres han muerto asesinadas en España por la brutalidad de sus parejas o ex-parejas. Y que muchas otras viven atemorizadas y humilladas. Y que por muchas medidas que se toman, pues no acaba de atajarse el problema.

Y ahí es cuando yo voy y me remonto bien remontada. Ja, y estos humanoides se atreven a llamar a las demás especies "animales" como con desprecio. Pues va a ser que no, porque ningún animal se comportaría nunca como esos cobardones. En realidad estaba pensando escribir un taco gordo pero el Gafapasta me ha mirado fatal cuando empecé a poner cabr y ya no seguí y escribí cobardones, que rima.

También me dice el Gafapasta, mira que es listo, que hoy es un día importante para que todo el mundo tome conciencia del problema y que él en su blog va a sacar tarjeta roja al maltratador.

Yo le he dicho que haré lo mismo. Pero si yo me encuentro con un maltratador de esos por la calle (los perros los reconocemos por el olor a repollo podrido) lo que le sacaría es el colmillo para alojárselo en el cataplín izquierdo. O en el derecho. O en el colgante del centro. Por política va a ser, vamos.

martes, 23 de noviembre de 2010

Tiberio Es Tonta


No, si ya sé que el Gafapasta es favorable a lo de la Alianza de Civilizaciones y esas cosas. Y yo también, eh, que ya he dicho que al menos en mi caso el glamour y la izquierda no están reñidos. Lo que ya no tengo tan claro es si las piensa antes de liarlas. porque ... ¿pero a éste no le había explicado nadie algunas nociones básicas sobre la relación secular entre perros y gatos?

Debe de ser que no, porque va el tío hace unos años y me dice que para que no esté sola en casa me va a traer compañía. Yo ya babeando en la idea de que me ha localizado un Brie guapísimo igualico a James Franco pero con hocico y orejotas y va y me regala dos gatas.

Eran muy monas y muy tiernas, más que nada porque tenían mes y medio o algo así, y lo malo de esa edad es que o te preparas un arroz con ellas o las acabas cogiendo cariño. Y una es de natural bueno y maternal, que ya le dije el otro día a Ricky Martin por teléfono que si se viene a vivir a Santander y se enrolla con Mi Santo, del rorró se ocupa con todo amor la Glendamary. Y que prometido que a estas dos brujas con bigote no las dejaría acercarse, que arañan.

Lo que pasa es que luego el Gafapasta tuvo algunas de sus ideas geniales para traumatizarlas y va y llama a una Anabotella Miércoles y a la tonta Tiberio Claudio Druso Nerón Germánico. Y entre que ella no es precisamente espabilada (le pones un filete de pechuga de capón delante y se va directa ... al cuenco de las cacas de conejo), que el Tiberio Claudio era un emperador por lo visto con fama de idiota, y que a la chica se le retuercen las perezosas neuronas con lo de llevar nombre de chico y claro, pasa lo que pasa: que se quedó tonta.

No come capón, se arrima pesadísima al Gafapasta para que la resobe y cuando él se decide a la carantoña, va y sale corriendo como alma de Satanás, se sienta toda la tarde encima del dividí para que se la recaliente el chichi y lo que es peor, quiere ser de mayor soprano wagneriana y se pasa las horas ensayando por las esquinas unos maullidos insoportables, larguísimos y super-desafinados que ella dice que son como si una tal Isolda se estuviera muriendo (¡y lo guapo que estaba James Franco haciendo de Sir Tristán!), y al final voy a tener que exigir al Gafapasta que o la eche de casa, o la meta un calcetín sudado en la bocaza o me mezcle las cacas de gato esas que me da de comer con tortilla de ibuprofenos.

Voy a ver si la muerdo un rato y se calla.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Singing In The Rain


Si los poetas podrán decir lo que les salga de las meninges, pero yo a los otoños ventosos, lluviosos y gélidos como este no les veo ni el romanticismo ni la gracia. Que una ya tiene una edad como para evitar chupas innecesarias.

Menos mal que el Gafapasta está también medio reumático y medio depre y no se pone a dar saltitos por ahí como un Yinkely de pueblo, restregándome contra los charcos somo si yo fuera el paraguas del numerito. Pero de todas formas, una tiene que salir de vez en cuando al baño y no mola nada un retrete permanentemente encharcado.

Para colmo de males, está el barrio que parece Sarajevo en horas bajas, y siempre se me ponen perdidas las manoletinas rojas de Prada. No digo yo que no vaya a quedar todo muy mono al final, pero una, que es perra progresista, multicultural y un pelín roja, lo que piensa es que deberían habernos explicado cómo nos van a dejar todo. Porque con estos alcaldes de Santander que son todos como medio Atilas y por donde pasan no dejan yerba, no sabe una qué pensar. De momento, ya he ido viendo cómo quitan sacos de tierra, me desguazan esa yerba que tanto me gusta para mis cosas, y amontonan por los alrededores sacos de cemento. Una hecatombe.

O al menos eso es lo que dice el Gafapasta, y me imagino yo que tendrá razón. En cuestiones de gusto y de glamour soy yo la que lleva la voz ladrante en este peculiar dúo, pero de política, de música y de libros prefiero que me aconseje él, que le veo yo superlisto, supermono y superbuenón.

Dicen un par de terrieresas lameeso del parque que el Alcalde es muy resultón y como que con la resultonez le perdonan el barrizal y la falta de transparencia. Pero a mí me parece que el barrizal es megamolesto, que con la falta de transparencia no se ve nada bien, y que de resultonez a mí no me dice nada. Y es que el otro día me crucé con él y después de examinarlo bien de cabo a rabo me pareció que una velada con él tiene que ser igual de apasionante que una charla sobre Heidegger con el Ken de esa rubia sin clase que llaman Barbie.

Mucha más chicha intelectual y de la otra (sobre todo de la otra) el Gafapasta. Y a mí me gustan de neurona mullidita. Ni punto de comparación, vamos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Balance Dominical


Qué pereza de domingo, qué pereza de lluvia, qué pereza de gatas ... Al final el Gafapasta me va a contagiar su habitual atocinamiento dominico. Qué pereza.

Pero como una es una perra de rancia estirpe y de raíces un poco hugonotas, habrá que cumplir con los compromisos adquiridos con mi larga lista de admiradores/seguidores que llegan ya a seis. Yo pensaba que sólo me iba a leer el Gafapasta, pero ahora me está entrando como todo un estrés con la responsabilidad. ¿Qué pasa si cuando os dé consejos de belleza no os funcionan?

El caso es que llevo una semana ya con mis perrerías de sábado noche y ya he conseguido visitas internacionales de ab-so-lu-to prestigio. Porque una tiene sus informantes. Y para que lo sepáis, me han visitado desde Albania, Inglaterra, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela y Suecia, además de los lectores de la tierra.

No tengo claro todavía qué estrella de Broadway entró desde Niuyorc. Pero sé que desde Venezuela entró el mismísimo Hugo Chaves para evaluar si tenía que censurar mi blog. Se quedó tranquilo porque sólo me meto con las gatas, a los gorilones los dejo tranquilos. Desde Inglaterra fue uno de los corgis (qué raza tan ridícula y paticorta, por Dior) de la señora esa que lleva sombreros estrafalario y atraviesa anos horribles. Me hizo más ilusión la visita de Uruguay, porque seguro que era de algún amigo del Chico Guapo, y eso me pone como tiernota. Y sobre todo la de Suecia, porque me han confirmado que la Academia está valorando concederme algún Nobel por determinar.

De Argentina no han entrado todavía, pero no sé a qué están esperando. Al fin y al cabo, me dice el Gafapasta que mi estupendo Glenda no tiene nada que ver con la Jackson homónima de la foto (y eso que con el peinado que lleva se parece mucho a moi cuando despliego orejas al viento), sino por un cuento de un tal Julio Cortázar que se llama Queremos tanto a Glenda.

A mí me parece bien que me quieran tanto como merezco, que es mucho. Pero el Gafapasta no puede evitar sacar su lado pedante cada cinco minutos. Qué estrés, Anubis, qué estrés.

Por algo el Chico Guapo en vez de Gafapasta le llamaba Wikipedia. Que viene a ser lo mismo pero con más ácido sulfúrico en la saliva.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Cave Canem


Me dice el Gafapasta que el 20 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Infancia y los Derechos del Niño y de los Cachorros y que por eso circula por internet la iniciativa de un periodista gallego para que todos los blogs gruñan bien fuerte contra la pornografía infantil.

Pues otras cosas yo me las tomaré con cierta ironía elegante pero aquí no hay ironía que valga. Que me entere yo de que te acercas a un cachorro de la especie que sea con tus babas marranas a la vista y te vas a enterar tú de lo que duele un colmillo de pastora de Brie MUY cabreada en la entrepierna.

Ah, sí, el aviso va para toda esa caterva de tipos repugnantes y apestosos que entran en la red escribiendo en los buscadores palabras como “angels”, “lolitas”, “boylover”, “preteens”, “girllover”, “childlover”, “pedoboy”, “boyboy”, “fetishboy” o “feet boy”.

A ellos los encontraríamos escribiendo marranos, sádicos, criminales, engendros, canallas, delincuentes o escoria. Ellos sí que son una enfermedad y no la rabia.

Cave Glendam, so cerdo.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Delikatessen


Como el Gafapasta es gay, está convencido de que a los hombres se les gana por el estómago. O al menos eso es lo que decía su abuela. Y según tengo entendido eso sólo se consigue o con tabletas de chocolate o rellenando volatería.

Juro que lo de las tabletas de chocolate no lo acabo de entender. Sobre todo porque yo pensaba que se compraban en el Súper y resulta que los gays las compran en los gimnasios. Pero de todas formas me interesa más lo de la volatería desde que descubrí el exquisito sabor del capón en crudo un día que el Gafapasta había organizado una cena para ligar con dos bolleras, una rubia, un mudo y su oscuro objeto del deseo, un bailarín delgaducho, a mi parecer nada mono, que era más bien pavisoso pero iba de interesante. El Tipo Gafapasta se dio cuenta de que se le había olvidado algo esencial para la receta, polvitos de canela o algo así, fundamental vamos, pero ya se sabe cómo son de pejigueros los gays, y se le olvidó el bicho en la bolsa, justito a la altura de mi mandíbula. Ñam ñam.

No me ha vuelto a poner capón para comer. Él está obsesionado con la comida saludable (para mí), así que los capones se los come él y a mí me pone unas bolitas de color indefinible con aspecto de caca de gato. En el paquete pone que es una comida carísima, supernatural y canadiense, hecha con pavo salvaje de Toronto, salmones del Yukon y cabras montesas del Klondike. Pero sigue teniendo aspecto de caca de gato.

La comida de las gatas, sin embargo, tiene aspecto de caca de conejo. Cuando el Gafapasta no mira, me como lo de las gatas para demostrar que son tontas.

La veterinaria, que va de lista como el bailarín pavisoso, dice que la comida de gato tiene más proteínas y por eso huele mejor y me apetece más, pero que me va fatal para el hígado y que no me deje comerla. Pero yo sigo pillando cuando no mira.

Y no es que huela mejor. Yo me la como básicamente para fastidiar. Para fastidiar al Gafapasta, para fastidiar al hígado, para fastidiar a las lerdas de las gatas y para fastidiar a la veterinaria. Y es que a las femmes fatales como yo lo de fastidiar es lo que más nos gusta.

Eso sí, si me vuelve a poner en el plato pechuga de capón de Villalba, estoy dispuesta a dejar en paz la bazofia de las gatas.

Cosas de la Edad


No sé yo muy bien si a la riada que se me ha escapado hoy por la cocina se le podría llamar "perdida leve de orina", pero es que la edad no perdona y una, a pesar de lo riquísimo que sigue teniendo el palmito, va perdiendo en contención lo que va ganando en años.

De todas maneras, no sé a qué viene la cara de culo que me ha puesto el Gafapasta cuando ha entrado en casa. Un poco de agua, un poco de lejía y si es caso un chorrito de Míster Proper, y el cóctel queda que ni un daiquiri de diseño. Ah, y el suelo divine. Lo que pasa es que Mi Santo no es precisamente de esos curiosucos que están todo el día dale que dale a la fregona y le fastidia frotar. Claro, que también es verdad que si fuera maníaco-compulsivo del brillo, me habría pelado para que no fuera soltando pelo por las esquinas y yo sin la melena maravilla pierdo mucho.

En fin, que todo tiene su lado bueno: Me ha llamado al móvil el agente de Concha Velasco para ver si me animo a hacer un dúo de estrellas maduritas contra las gotitas fuera de horario.

Para todo lo demás, Indasec.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Para Vestir San Bernardos


Yo, que soy de natural modesto, me veo tan estupenda que no me extraña que todos los demás me miréis absolutamente a-pa-bu-lla-dos.

Entre la larga retahíla de nombres que me puso el chiflado del Tipo Gafapasta, lo de Yenniferlópez, así como suena, todo junto, tiene su origen en el comentario que una vez, con franca admiración, realizó la veterinaria: "No puedes negar que eres chica, Glenda". Con una amable palmada en el caderamen.

Supongo que después de cinco años de estudio y largos más de práctica profesional, que yo tenga estas espectaculares caderas es la razón única de que me identifique con "ser chica", así que supongo que lo de tener estas ocho tetas bien colocadas o un potorrito estupendo y a la altura adecuada no tengan que ver con la femineidad. Aunque podría ser que la veterinaria hubiera sacado el título en una tómbola.

Sea por so, sea por arre, la realidad es que todos los chuchos del barrio se alegran según me ven, tanto que no pueden evitar acercar su narizota a mi peseta, con una más que evidente ansia de ser los primeros en catar estos jamonazos de pura bellota. Pero no sé yo a qué barrio me ha traído a vivir el Gafapasta que no hay nada más que perros miniatura, de los que yo llamo pajeros de corvejón, porque ni saltando llegan más arriba por mucho que se aferren y se restrieguen.

De pequeña me prometió llevarme a una monográfica de Pastor de Brie, que estaría llena de chulazos con melena turgente ansiosos por robarme el corazón pero ... estoy es lo que hay, que se me está poniendo más cara de virgen que la de Rossy de Palma en Mujeres al borde de una ataque de nervios.

Todos los Gafapastas son iguales.

martes, 16 de noviembre de 2010

Voto de Silencio

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Pues resulta que ha sido poner en marcha el blog y ya he tenido visitas desde Nueva York, si la que vale ... Como para ponerse a ladrar de alegría, digo yo.

Pues no, porque resulta que yo tengo como un problema emocional y no ladro. Y mira que las pocas veces que me pongo me sale una voz de contralto abaritonada que ríete tú del registro grave de Sara Mingardo (ya os iréis dando cuenta, espero, de que lo de rubia tonta es pose, que una sabe lo que sabe y se calla lo que se calla). Pero no, ni antes de peque ni ahora de grandota: miro, observo, analizo y, como diría Hamlet, the rest is silence.

El Gafapasta está como encantado, se encuentra con algún desconocido y lo primero que dice es "y es de buena, ni ladra ni nada". Yo le miro con ojos de pero-tú-eres-tonto-tío, porque a una chica lo peor que se le puede decir es lo buena que es. Yo macizorra, espabilada, perversa polimorfa, rubia peligrosa sí, pero ¿buena? ¿me ha visto cara de ñoña o de santurrona? Pero es que además no se da cuenta de que para un perro el ladrido es como el corazón desbordándose, y que sufro en silencio por esa represión voluntaria del grito alegre, triste o enfadado.

Mañana mismo se lo cuento a la psicoanalista, que no sé para qué la pago.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Adiós, Chico Guapo


El Tipo Gafapasta es como todos. Te promete amor eterno y cuando menos te lo esperas se te presenta en casa con una maleta enorme y un Chico Guapo de sonrisa imposible.

Y lo peor es que yo me quedé tan embobada con el Chico Guapo como Mi Santo. Hay que reconocer que mis amores se los ganó a pulso, que era llegar a casa y tirarse al suelo para hacerme monerías y yo, claro, medio lela poniéndome barriga arriba, tirándole la pata para que no parara, mordisqueándole la canilla, gruñendo como si estuviera enfadada. Una juerga, vaya.

Y encima nos echábamos la siesta juntos. Que no es por presumir, pero yo creo que al Chico Guapo le gustaba mucho más yo que el Gafapasta. Por el glamour.

El Chico Guapo ha estado malito bastante tiempo. Yo le he cuidado y me he pasado días y días tumbada a su lado y pendiente de cuándo necesitaba un lamentón y un par de mimos. Pero estaba muy malito. Si hasta las memas de las gatas dejaron de enredar y de hacer ruido y se pasaban el día calladas como estatuas egipcias.

Un día se fueron el Gafapasta y el Chico Guapo y luego regresó el Gafapasta solo, con cara de Pietá Rondanini. Y desde entonces anda por las esquinas con una cara que da pena, penita, pena, y que ya no sé cómo hacer para ayudar. Y eso que durante unos días estuve supernerviosa husmeando por todos los rincones y en su lado de la cama para ver si podía seguir su rastro pero...

Porque el Chico Guapo se ha marchado, pero no de viaje, porque la maleta grande se la ha dejado en casa.

No sé, me parece que los animales aceptamos estas ausencias con más naturalidad. Pero no es que yo no esté triste, que bien sabe Anubis lo que yo le he querido al Chico Guapo. Es porque como en el cielo de los perros no le cierran el paso a ninguna alma buena, al contrario de lo que pasa en el cielo de Benedicto, estoy completamente segura de que de una forma u otra habrá un día en que el Gafapasta, el Chico Guapo, yo y hasta las imbéciles de las gatas nos reuniremos de nuevo en una pequeña casita de un bosque rodeado de playas infinitas.

No te voy a olvidar nunca. Adiós, Chico Guapo. O mejor, hasta la vista.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Extraña forma de vida


Una se ha ido haciendo al Gafapasta a pesar de lo raro que resulta a veces.

Por ejemplo, coge unos papeles con borrones y se pasa el tiempo tonto mirándolos y moviéndolos de vez en cuando. El otro día, por aquello de empatizar y tal, mientras él miraba los papeles que tenía entre manos yo me puse a mirar con cara de rubia bobita el papel pintado de la pared. Pero después de media hora sin encontrarle la gracia me fui a morder la alfombra.

Me llega un poco más cuando le da por poner ruidos armónicos en un aparato que tiene. Está enganchado a unos tipos bastante peculiares. Lo de que le guste un tal Jendel lo entiendo, pero la semana pasada se me puso como pesadito con otro que se llama Chostakovich o así, y yo por los rusos posmodernos es que no paso.

De todas maneras, lo mío es el rock progresivo, pero ni hay manera de que me compre un par de CDs de Jethro Tull ni me parece previsible que La Caixa me conceda la Visa de una maldita vez.

Tendremos que conformarnos con Jendel.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Carta de Ajuste


Y sin dejar pasar mucho tiempo, vamos a ir entrando en materia.

Según parece, soy la segunda esposa del Tipo Gafapasta. Primero estuvo con una tal Lola, una pelirroja lánguida y pasada de moda con un aire a lo Veronica Lake. Como era irlandesa, tenía un punto borrachuzo (cerveza y gin tonics sobre todo) y tendencia a ladrar a las monjas y a los ingleses. Tenía pinta de escuchimizada y se ponía medio exquisita con la comida, pero luego se encontraba a un marine de la Neito y le guindaba el bocata.

Luego al Gafapasta le mejoró el gusto y me encontró a mí. Que soy rubia, tengo cara de espabilada y formas sicalípticas en el caderamen. Yo me veo un poco Kim Basinger antes de pasarse con la coca.

Por su parte, yo al Gafapasta le encuentro mono. Nada del otro jueves, pero qué le vamos a hacer: le tengo debilidad.

Y eso a pesar de que el muy capullo me ha bautizado como Glenda María de la O Froilana de Todos los Santos Andregoto Ginger Celedonia Sataute Benedicta Decimosextas Yenniferlópez del Gran Poder Carmencalvo. Se lo juro.

Vamos, que o no anda demasiado bien de la cabeza o se cree gracioso, el muy capullo.

Me voy a la cama, que si llego antes le birlo la almohada ...

Ius Prima Nocte



Como El Tipo Gafapasta parece enganchadísimo a esto de los blogs y me tiene más que harta de pasar las horas delante del ordenador en vez de sacarme más al parque, me he decidido a contraatacar y sacar mi turbia personalidad de Perra del Sábado Noche. Y es que si una Pastora de Brie se lo propone, no hay bitácora que se le ponga por delante.

Prometo ser menos rollista que mi Santo, así que de momento me limito a dejar mi primera huella en la blogosfera y prometer contarlo todo, todito todo.

Glendamaría al ataque. Tiembla, Gafapasta.