viernes, 25 de noviembre de 2011

GLENDA FOR PRESIDENT


Una está tan requetetán pendiente de la actualidad política (para que luego me llamen frivolona) que se ha olvidado del blog mientras tomaba decisiones de campaña. Y es que ya le dije al Gafapasta que quiero ser candidata a presidenta. No es que el chico sea de mucha ayuda, porque me mira con cara de coña coñera y me pregunta ¿pero a presidenta de qué? Y yo, muy ufana, pues digo, no sé, de algo modesto, del Mundo o así. Y me dice que no se puede ser Presidenta del Mundo, así que tendré que conformarme con Presidenta del Gobierno de España y Olé.

Me animó mucho a dar el paso Anabotella, la gata mala. Dice que ya no hay contenidos ni ideologías que valgan, que las elecciones son todo cuestión de imagen. Y si se trata de imagen, no hay quien pueda conmigo. Que además de estas suaves y dulces formas y este pelaje frondoso y sin igual tengo contenidos. Jacobina de pata negra, vamos. Pero sin perder el glamour.

He dudado un poco de lo de la imagen cuando el Gafapasta me puso en la tele el debate entre dos señores con mucho pelo en la cara, pero un pelo muy poco arreglado y muy poco lucido, no como mis barbitas de señora de Brie de Toda la Vida (BTV). Mucha pelambre facial, todo muy azul marino ... no me gustó nada de nada, y eso que estaba Rubalcaba, que ya sabéis que me parece listuco y tiene una socarronería trasmerana y malaleche que me encanta me encanta. Pero poco a poco me fui metiendo en el papel y me imaginé yo allí sentada con esos dos pavisosos y deslumbrando al electorado.

La cosa sería quitar de enmedio al Campo Vidal, que total para lo que hacía se podía haber ahorrado la noche, y ponerme yo en su sitio, con unas tacitas de té aromatizado con naranjas y guindas, unas pastitas, y departiendo amigablemente con los que serían mis dos rivales. Y no sólo llevaría yo el té y las pastitas (vistos sus trajes no me fío nada de sus gustos en infusiones), sino que además les haría asesoramiento estético para que lucieran con sus mejores brillos. Que buena falta les hace, pavisosos.

A Rubalcaba, por ejemplo, el azul marino le hace viejuno y triste. Y me parece fatal porque me consta que tiene un verbo cortante y palpitante. Yo le propondría un traje gris piedra de corte clásico pero bonito, con una camisa en azul noche y un pañuelo de Moschino con estampados de Olivia la de Popeye, o mejor, una corbata con Mortadelos. Que unos Mortadelos bien llevados siempre dan mucha pero mucha alegría hasta con crisis. Rajoy me lo pone mucho más difícil, pero aunque mi jacobinez me incline por Rubalcaba (con lo bien que me lo pasé yo controlando por el pasillo el tráfico aéreo de gatas) quiero ser noble, perruna y equidistante, y también me he retorcido las meninges para encontrar un look favorecedor: un burka de Ágatha Ruiz de la Prada con estampados alegres en fresón y lima. Así matamos unos cuantos pájaros de un tiro, escondemos los rasgos menos atractivos y quedamos bien con Pedrojota. El burka estaría bien en seda para verano o en lana fría para entretiempo. Pero como está obsesionado con los recortes y las austeridades y lo de vivir según sus posibilidades, lo mejor sería en tela de cortina barata. O de plástico, como las de los baños, que las hacen monísimas.

Tela de cortina para Rajoy, pero que quede claro que para mí seda. Yo soy muy de seda natural de primerísima calidad desde que descubrí lo fresquita y acariciadora que puede ser una braguita de seda de La Perla rozándote el potorrito. Porque primero había pensado en el clásico tailleur, un chanel mismamente, pero es que con los trajesastres puedes parecerte a Jackie Kennedy y estar deliciosa pero demasiado vintage o parecerte a Margaret Tatcher y dar impresión de mamarracha en salsa más agri que dulce. Y además si se trata de ser Presidenta del Gobierno de España, hay que hacer patria. Así que he pensado en encargar una blusa divina con un corte moderno y funcional a David Delfín. En color burdeos, que me queda genial con el pelaje arena tropical. Con una blusita así, puedes llevar una gargantilla discreta en oro blanco con unos rubíes no demasiado excesivos. Porque las perlas me hacen parecer mayor y franquista y los diamantes buenos estarían fuera de lugar en un debate profesional. Eso sí, el Ko-I-Noor lo tendría que llevar en el bolso, porque si lo dejo en casa lo mismo la Gin lo empeña para comprar alcohol, la borrachuza.

No puede fallar, es que me veo seduciendo al electorado, me veo. Y luego me instalo en Moncloa con el Gafapasta como Jefe de Gabinete y la Anabotella de portavoz mamporrera.

A la Gin y a la Tiberio, embajadoras en Nueva Zelanda y Australia respectivamente. Y eso porque no hay embajadas en Marte. Todavía.