viernes, 20 de marzo de 2015

LA FAMILIA TRADICIONAL LO QUE ES ES UNA PESADA



Estaba yo aquí, tranquilita en una nube justo a la altura del Quartier Latin tomando una deliciosa infusión y unos petit choux divinos cuando me dice la tablet que me llaman por ouija. Lo del smart-espiritismo es lo que tiene, que no te dejan tranquila ni cuando tienes visita de Coco Chanel. La verdad es que el Gafapasta no es muy pesado con eso de las invocaciones, pero la pobre Gin me consulta casi todos los fines de semana para ver qué se pone. Luego no me hace caso y así va ella a la calle, toda una zarrapastrosa. También me llaman la Gata tonta, porque se confunde, y la Gata mala para molestar, cotillear y darme la lata. 

Además de los espiritismos on line, nos llegan también las noticias, que no os vayáis vosotros a creer que la eternidad es un puro sonar de arpas, que estamos muchísimo al loro. Y claro, una escucha las declaraciones de Stefano y Domenico y es que le entran ganas como de volver a la tierra vil y morder a troche y moche hasta que se les quite el sincio a los colmillos. Una está de vuelta de todo y más, pero es que no puede con los homosexuales vergonzantes esos que como se dan mucho asco a sí mismos pretenden que lo mejor de lo mejor es la familia tradicional, vestida en choni, con sedas y lamés y pretensiones pero choni, y que los niños que no llegan al mundo por el método zoológico pues que son como niños de pacotilla y sus padres o madres o mezcla pues igual de pacotillas y además inmorales y sociópatas. Lo que viene a dejar muy clara y definitiva una conclusión: que Doménico y Stefano no están preparados para ser pareja de nadie, para formar familia con nadie, para tener hijos por la ciencia o por la zoología. Y que desde que se convirtieron en los diseñadores fetiche de Cristiano Ronaldo deberían haberles quitado el carnet de diseñador de moda o como poco cambiárselo por el de manipulador de alimentos.

Yo os puedo jurar que no es que no me ponga nunca un D&G de esos, es que ni siquiera entro en tiendas que los vendan. Porque una será todo lo cadáver fantasmón que se quiera, pero una conserva un gusto que fue, es y será la envidia del universo. Y ese gusto tiene varias reglas IM PE PI NA BLES.

Regla número uno: Nunca te pongas algo que te haga parecer una Brie Anuncio. Y es que si quieren que lleve publicidad en los escotes, que paguen ellos. Faltaría más.

Regla número dos: Nunca te pongas algo que pueda gustarle a Gin. La nena buena es muy buena y chiflada muy chiflada, pero el gusto poligonero no hubo modo de quitárselo porque es inglesa de extrañado. Y yo me la imagino perfectamente embutida en esos brillos rojos y esos cinturones metálicos alla putanesca. No, no y no. 

Regla número tres: Casi siempre elijo diseñadores que no hablan. Uno puede tener una mano estupenda para conseguir braguitas divinas y seleccionar telas florales preciosísimas y favorecedoras, pero no por eso sabe sumar ni se ha leído A la recherche du temps perdu. Así una no pasa sofocones cuando en pleno Baile de la Rosa le dicen, pero Glenda, con lo fina y avanzada que es usted cómo le puede comprar modelitos a ese sinvergüenza carquifacha de X. 

Regla número cuatro: Yo por mi Gafapasta y por mi Chicoguapo MA TO.

Y como ya me he aparecido bastante por esta temporada, me voy a cambiar de Chanel, que he quedado con el Chicoguapo y con Joan Crawford para cotillear y decir maldades sobre muertos y no muertos. 

Por cierto, y en primicia: el moño de Amy Winehouse es postizo y ella sigue borracha como una cuba. Otra inglesa.