lunes, 9 de enero de 2012

En ocasiones veo ... setters.


Tenía yo ganas el domingo de ir a La Vijanera, que me han dicho que es una fiesta preciosísima y que me hubiera venido muy bien para completar mi tesis doctoral en Antropología del disfraz y Alta Costura. Pero el Gafapasta se puso tonto y dijo que de eso nada, que en esa fiesta había mucho ruido y campanu para arriba campanu para abajo me iba a volver yo una atolondrada y me iba a poner a ladrar como una posesa. Y que me iban a confundir con La Osa y me iban a dar con el ritual en todo el cogote.

Así que así en plan marimandón nos llevó a la Gin y a mí a la playa de Liencres, porque por lo visto había un baile o una recepción o una vernissage o algo fino y mono muy como para mí. Pero resulta que no, que llegamos a la playa, divina, eso sí, y resulta que había quedado con un montón de setters que habían llevado a sus humanos.

No, si como si lo viera, ahora aparecera esa chica tan maja con esa risa tan ordinariota y ruidosa que es vecina del Gafapasta, y dirá que Gin es monísima y los setter son divinos y que lo que pasa es que yo soy envidiosa y maniática. Pufffffff. Y resulta que no es verdad, que ni soy envidiosa, ni soy maniática, ni los setters son divinos.

A ver si nos entendemos, que son muy deportistas y muy correveidiles y muy simpáticos. Como los macarras esos de los parques que le vuelven loco al Gafapasta, que tiene el gusto perdidito y le gustan los chandalanes, aunque lleven chándal-chándal y no aquella locura de los Dolce & Gabanna que en el invierno de 2010 decidieron vestir a los chulazos de chaperos con una ropa increiblemente cani, increiblemente macarra e increiblemente cara. Y los setters son un poco así, que se creen que están guapísimos con sus mantos manchados y no se dan cuenta de que esos pelajes no se llevan para NA-DA. Y que lo resultón hoy son tonos pastel en liso para combinarlos con foulards elegantes con estampados de fantasía. Vamos, mi color Arena-de-playa-tropical-en-un-poniente-de-primavera, sin ir más lejos. Vaaale, los irlandeses tienen un color mono, pero están más locos que la media. Y los gordon, vaaale, también tienen manto liso, pero es que son muy brutos, que desde que vieron Braveheart se pasan la vida levantándose las faldas y enseñándote el culamen. Que no, que no puedo con los setters.

Así que yo al principio muy diplomática, que una sabe estar eh, sabe estar. Y pasaba de setter en setter diciendo muy fina "¿Como está usted?" "¿Ha tenido un buen viaje?" "Parecía que iba a llover pero quedó una mañana linda" y "¿Le gustan las pastas?" y otras tonterías igual de interesantes y de profundas.

Para colmo, la Gin entró en uno de sus famosos ataques de autismo de roquedal y en vez de ponerse a galopar con el resto de la manada se fue sola a las rocas a buscar bacalaos y percebes, que cuando yo digo que es tonta, es que es tonta. Y un bochorno, porque eso es de súper mala educación y van a decir que no doy yo buen ejemplo. Menos mal que al final yo muy "Pero tonta, si están todos locos como tú, que te vas a divertir" conseguí que se le pasara el ataque de tontería y se pusiera a jugar con la pandilla. Y lo bien que se lo pasaron todos corriendo para un lado, corriendo para otro, que si una pelota por aquí, que si un palo por allá, que si hago un hoyo en la arena, que si yo lo hago más hondo, que si salto una ola, que si salto dos. Un follón. Mientras los humanos miraban con toda la baba colgando como simplones de romería.

A mí la que me pareció más simpática fue Tuba, que no era setter, vaya casualidad, y que me ayudó a controlar a la nena. ¿Que la Gin se acercaba con sus andares de polígono de tercera? Allá que iba la Tuba a empujarla y hacerla ir corriendo hasta la quinta duna y vuelta. Trabajo que me ahorró, qué encanto.

Al final hasta corrí yo un poquito, digamos que como si hubiera dejado cubiertas la polka y el gallop en el carnet de baile, más que nada por no desentonar. Y porque al final pues tanto chándal y tanto setter acabaron cayéndome simpáticos: Bimba, Lisa, Aker, Morgana, Patrick, Mai, Easy Rider, Dallas, Hidra y una perruca de aguas muy simpática y muy callada y muy discreta. Que son todos del mismo correccional de Gin o del mismo polígono, pero estupendos.

Eché yo de menos que pudieran venir Tía Sonia y Tío Berto, que siempre están liados con la recogida y socialización de setters para Sos Setter. Que quería yo decirles que la nena Gin muy alegre y simpática y medio alcohólica, pero que para la próxima me pregunten a mí, que soy la que la sufro. Y que sería buena idea que tuvieran libro de reclamaciones.

Lo mejor del día, que la Gin al final corrió tanto que estuvo roncando varias horas seguidas. Un momento estupendo para disfrutar del hogar dulce hogar. Si no fuera porque yo estaba también derrengadita del todo y no me enteré del divino silencio.

Habrá que repetir. Pero la próxima vez, quiero una terracita, martinis secos y unos canapés de salmón. Si no, me quedo en casa.

domingo, 8 de enero de 2012

Mañana de Reyes


Voy yo y me levanto toda pinturera la mañana de Reyes para ver los regalitos por haber sido requetebuena y mejor, que sólo tardé dos horas en pintarme el ojo. Y resulta que voy con las nenas al salón y allí están sin tocar los garbanzos al alioli que dejé para los camellos y los canapés de pato con configura de pera que dejé para sus majestades de Oriente. Un truco para hacerme perdonar el mordisco en las nalgas de Gaspar del año pasado y sobre todo mi profunda fe republicana. Y junto a las bambas chillonas de Gin, mis mejores Blahnik y las alpargatas gatunas pues nada de nada. Que no veais qué sofoco in my face y qué cara de plañidera la de la Gin, que ya es intensa y llorona de por sí.

Menos mal que llamaron a la puerta y el Gafapasta nos vino con un paquete llegado por mensajería urgente de parte de los tres capullos esos, que decían que habían desarrollado pánico a las mordeduras de Brie (pfff, por unas dentelladas de nada, señoritingos) y que habían preferido no arriesgarse.

A la gata mala, Anabotella, le han traído una alcaldía, con su bastón de mando y todo. Pero digo yo que se han debido de equivocar, que la botella alcaldesa es la otra. Pero allí está ella tan divina con el medallón y el bastón todo el día maullando ordenanzas municipales absurdas. Menos mal que no hacemos caso.

A la gata tonta, Tiberio, como todos le ven vocación, le han traído un rosario enorme y una caja de valiums, a ver si entre rezar y drogarse deja de gritar por las habitaciones como la gata del exorcista.

Lo de Gin yo creo que ha sido la venganza de los reyes por el show del mordisco. Porque a mí no se me hace esto. Yo había encargado una Barbie princesa y un vestido de nidos con lacitos para la nena, a ver si conseguía civilizarla. Y van y le echan la Barbie Choni con un Ken Poligonero y el Kit Botellón completo, con discoteca pastillera y todo. Que así cómo va la nena a educarse en valores y estéticas como Dior manda. Peor aún, en vez del vestidito de nidos ¡le han echado un chándal blanco brillantoso de tiro bajo, de esos que se te ven medio culo y tres cuartos de braga de mercadillo!

Yo había pedido un abono para la ópera de París y un Givenchy largo con Swaroskis de esos bordados. También una guillotina de juguete y unos clicks aristócratas para cortarles la cabeza y hacer mis prácticas del Máster en Jacobinismo. Pero con lo de los recortes y la crisis (y que me parece a mí que los reyes son miserables y rencorosos) he tenido que conformarme con un Chanel monísimo color guinda en almíbar con leves toques de licor. Y de todos es sabido que una verdadera dama tiene que tener unos diez o doce chaneles de fondo de caseta. La trampa es que ahora tendré que gastarme un pastizal para comprarme bolso y zapatos a juego, porque en Santander no hay tiendas al nivel y como mínimo tendré que hacer una escapada a la Quinta Avenida.

En fin, que mientras Gin se termina el rosco voy a ver si tengo tiempo de quemarle la muñeca y el chándal a escondidas. Porque como empiece a salir al parque con la braga al aire la muerdo, os juro que la muerdo.