viernes, 31 de agosto de 2012

HAPPY BIRTHDAY TO ME

¿Pero cómo no iba una a ser devota fan de la guillotina si vino al mundo en ese 30 de agosto en el que el Santander de mi Gafapasta celebra a sus santos mártires, dos cabezas que se lanzaron al río olvidando por tierras del Ebro sus soberanos cuerpos? Y de ahí que me viene el Celedonia que llevo por sexto nombre, que como en toda chica fina que se precie el del santo del día no puede faltar en la retahila.

Pues sí señores, que una se dignó a venir a estos pagos un 30 de agosto de hace ya la friolera de 11 años, que en edad humana hacen tantos como 80. A pesar de que una luzca bella y primorosa cual jovenzuela debutante. Pero con más estilo y clase, que es lo que te da la vida. Y con más reúma.

Una está dispuesta a seguir dando guerra y revolución. Así que la fiesta que preparé para el fin de semana será como yo, de armas tomar. A las gatas no las he invitado porque estoy un poco política con ellas: la Tiberio no me deja dormir con sus calenturas nocturnas y la Anabotella se pone delante de la televisión como censora barata y así no hay manera de ver una película en condiciones.

El caso de la Gin es diferente. Porque como una es de buenísima familia, nació en un palacete campestre de las alegres campiñas de Cantabria (porque los Brie somos franceses pero un poco de Bilbao, nacemos donde nos da la gana), de madre y fecha conocidas y educación en Las Damas Negras. Pero la Gin de los Polígonos no, ella nació en un probador del Berschka de Parla durante las rebajas de verano, hija de choni y navajero. Y no tiene ni fecha de cumpleaños la pobre. Pero por aproximación y observación de colmillos, dice el Gafapasta que ahora tendrá que cumplir los dos años (cada vez soy más alérgica a las adolescentas) y que para ahorrar y recortar, esa gracia tan a la moda, vamos todos a fingir que sabemos cuándo es su cumpleaños y lo vamos a celebrar el mismo día, pero sin llamarla Emeteria ni nada.

Y no estoy yo dispuesta, porque mi fiesta es mía. Menos mal que la muy pendenciera es como es, y ayer le hizo un quiebro al Gafapasta y se le largó unos minutos locos de esos que tanto le gustan a un callejón sórdido y lleno de gatos estropajosos. Que en lo que el jefe quiso atraparla, había ya recibido tres arañazos de Don Gato y su pandilla, que la muy Jenny va a acabar mal requetemal. Así que le he dicho yo al Gafapasta que de eso nada, que marcada por la vida y con cara de Ecce Canis a mi fiesta no viene. Y por una vez el jefe ha estado de acuerdo y ha dicho que por mala se queda sin cumpleaños, sin fiesta y sin Tarta Sacher con velitas de cera de abeja multiflora.

Invitados estáis todos, claro. Y ya os llegarán a casa los tarjetones personalizados y la lista de cumpleaños. Aunque ya os hacéis idea de que será algo modesto: tengo cuenta abierta en todas las grandes boutiques de París, Roma, Londres y Nueva York. Podéis ir eligiendo, pero ya voy avisando de que si para la primavera fue Valentino la fiebre, para otoño me están alterando el flequillo la colección vintage de Yves Saint Laurent y los bolsos de Cèline. Para la Gin, bueno, como soy requetegenerosa no he cerrado sus listas de cumpleaños en el Mercadillo de Santoña y en una juguetería barata donde podéis comprarle la Barbie Albericia y el Ken Cani con todos sus complementos, chándal rosa con pedrería falsa incluido.

Venga, todos a una: Happy Birthday to Meeeeee, Happy Birthday to Meeeeeee, Happy Birthday Miss Glendaaaaaaaa …

jueves, 23 de agosto de 2012

ESTOY COMO NUNCA


Ayer el Gafapasta, la nena y yo fuimos a ver a una señora que se llama Veterinaria.

Yo no voy a decir que la Veterinaria esa sea un gran bien para la sociedad y que hasta tenga un gran corazón pero a mí, las cosas como son, no me gusta ni poco ni mucho ni nada. Por eso cuando compruebo que el giro de la correa se dirige a la puerta de la tal señora, como cuando Hansel y Gretel iban a visitar a la Bruja en la Casita de Chocolate, clavo patas y culo en el suelo y me niego a moverme. No es que sirva para nada, que el maldito Gafapasta tiene mejor brazo de lo que parece. Pero por lo menos le hago sudar y le fastidio.

Si es que es verdad: llegas a la casa de la Veterinaria y lo primero es un sonoro, excesivo y fuera de lugar "Glendaa, pero qué guapetona estás" y un azote en el culo. Que no sé yo qué confianzas son esas ni cuando hemos comido pienso de capón juntas. Y lo del azote, lo del azote, es que no es normal la fijación que tiene la señora con mis espectaculares partes traseras, que fue por su culpa que el Gafapasta añadió a la lista de nombres chiflados que me ha puesto lo de Jenniferlópez. Culpa de la Veterinaria, sí, que un día va y dice: "Con este trasero no puedes negar que eres chica, eh, grandullona". Más confianzas y más confianzas. Lo que no acabo de entender es por qué no la he mordido todavía.

Además de los excesos de confianza, mientras pela la pava con el Gafapasta, que son los dos muy de hablar, me soba las orejas, me toquetea por todas partes, me aprieta las tetas, las ocho, me mete por el culamen una cosa que llama termómetro y que me molesta muchísimo. Como remate, me pincha un líquido como si yo fuera una yonqui con síndrome de abstinencia y me hace comer unas pastillas asquerosas. Para que no críe gusanos, dice, como si no fuera yo capaz de criar lo que me dé la real gana.

El tema de conversación ahora es si soy vieja o soy pelleja. Que va Veterinaria y le dice a Gafapasta que si voy a cumplir tantos años y peso cuantos kilos (no os lo pienso decir, cotillas) pues que entonces en edades humanas tengo ¡Ochenta años! ¡Ochenta años yo, que todavía luzco bella y peripuesta como una modelo de París! ¡Ochenta años yo, que todavía soy muy capaz de morder a quien se ponga por delante y de pegar un buen mandoble a la Poligonera y a las dos gatas al mismo tiempo! Y como dicen que estoy mayor y viejuna y cascarrabias, pues más confianzas y menos cortesías, que se ponen a hablar de lo que como, de lo que cago, de si cago blando, duro o mullidito. Para colmo, entre manoseo de pezón y manoseo de pezón, me encuentra un bulto que dice que parece una avellana. Y para qué más día de fiesta, que si el Gafapasta pone cara de intenso, que si la Gin pone cara de "papiii tengo antojo de avellanas", y que si tengo que volver en septiembre para ver qué pasa con el maldito bulto.

Yo no me preocupo porque parezco la Lola Flores cantando "Estoy como nunca". Pero el Gafapasta tiende a la melancolía y se me va poniendo mustio. Pero me parece a mí que en septiembre no me libro de que me metan un tajazo a la teta y me la estrujen bien estrujada.

A la Gin la he pillado esta mañana enviando un correo electrónico al Consultorio del Súper Pop. Como es tonta y adolescenta y no se entera de nada ha preguntado "Una amiga dice que lleva avellanas en los pezones ¿eso está bien?". La respuesta no se ha hecho esperar: "Está muy visto lo de escudarse en las amigas, so pardilla. Mira, si te crees Carmen Miranda te pones avellanas en las tetas, papayas en la cabeza y mandarinas colgando de la cejas. Y si eres una adolescenta normal, algo imposible porque no hay adolescentas normales y porque con esa pregunta demuestras ser como poco infanta, lo que haces con la teta es ponerte un piercing, que bastante marranada es, y hacer con las avellanas Nocilla".

Como siga así, este año la envío a un colegio de esos sólo para chicas de los que le gustan al ministro ese que se parece a Fétido Adams.


lunes, 13 de agosto de 2012

EN OCASIONES VEO ... VACAS



Si antes os digo que no hago yo vida de María de los Polígonos Ginebra, antes la vuelve a liar y a dejarnos al Gafapasta y a mí en el más absoluto de los ridículos.

Que claro, la veis en la foto con cara de no haber roto un plato, con esas pestañas de vampiresa años 30 y esos flecos en la pata que parecen de falda hippy ibicenca y claro, todos empezáis, qué linda, qué mona, qué tierna ... Pues no señores, no: Qué macarra impresentable.

El caso es que llega el Gafapasta el domingo y nos dice, niñas, que nos vamos al campo. Yo soy muy de campo, que los Brie somos señorones de rancio abolengo terrateniente, y siempre es un placer dar un paseo por los jardines franceses, pararse a tomar un té bajo una sombrillita mona y acogedora y escuchar unos madrigales o un poco de música picantona como de cabaret para alegrar la velada. Claro, que con las amistades que tiene el Gafapasta y la intención de incorporar a la Gin a la excursión, ya me imaginaba yo que no íbamos a Brideshead a almorzar con Lady Flyte. Pero aun así, una disfruta siempre del campo.

Se trataba otra vez de encuentro de setters. Aunque esta pandilla de locarios no sé por qué se llaman SOS Setter si por allí andaban tres dobermann, una dogo alemana, una pointer, un medio beagle, varios humanos y algún que otro setter. Que estaban viejos conocidos como Dallas, Tara, Morgana, Patrick y el bueno de Aker, que es más bueno que un pan de pueblo con chorizo y tocino dentro. Ah, y Tuba, que antes me caía bien pero ahora me parece una vieja gruñona. La pobre, que tuvo un accidente y se rompió un dedo, y ni por eso dejaba de gruñir. Y varios humanoides muy simpáticos, que además del Gafapasta estaban Sonia y Berto, los inventores de lo del correccional de setters abandonados, Goiz y Álvaro, Gus que ponía la casa y aguantó cómo le pusieron la casa entre humanos y chuchos, Noe, Ana, Laury. Un rebaño. La casita, en un pueblo que se llama Lloreda de Cayón, muy mona y acogedora, la parrilla muy caliente, y el arroyo que atravesaba el campo muy pero que muy refrescante.

Así que pasamos una mañana estupenda, corre que te corre, juega que te juega, remoja que te remoja. Hasta Gin parecía haber encontrado su yo interior, aunque seguía con su manía de marearnos ahora de trote en trote y de galope en galope. Y hasta parecía que le iba a vencer la pereza, que entraba en la casa y se buscaba un sofá para desplomarse como si fuera una estrella del vodevil.

Pero para vodevil el que montó cuando menos nos lo esperábamos. Que empezamos a escuchar ladridos histéricos y basta poner el adjetivo histérico para saber que Ginebra se ha despendolado por algún sitio. En efecto, había saltado una tapia, atravesado un pastor electrificado, pisoteado un cultivo de ortigas y zarzas y encontado una excursión de vacas que apaciblemente estaban merendando yerba. A los setters no les gustan las vacas, que ya me contó el Gafapasta que Lola había organizado tres estampidas de vacas, una de caballos, una de pasiegos y dos de ornitorrincos. Y poseída por el espíritu rebelde de aquella borrachuza irlandesa y pelirroja, Gin ladraba ahora a las vacas diciendo unas barbaridades, pero unas barbaridades, que no os voy a traducir porque me da sofoco, pero que básicamente se resumían en Guaguguguguguauuu Guauuu Guauguauuu Guau Guau Guau. Colorada que me pongo sólo de pensar en semejantes barbaridades. Las vacas, claro, alteradísimas, olvidándose de su yerba y corriendo para un lado, corriendo para otro y dando patadas en la boca a la Ginebra, pero nada. El Gafapasta se pone en plan responsable y la llama, la silba, la seduce, la invita. Ella sigue ladrando porquerías, las vacas siguen corriendo. El Gafapasta salta la tapia, tira tres piedras y se hace un tomate en la rodilla. Gin ladra pero no viene. El Gafapasta atraviesa el pastor, descarga eléctrica en el hombro, descarga eléctrica en la rodilla. Gin ladra, las vacas corren. El Gafapasta atraviesta el sembrado de ortigas y zarzas y se deja las pantorrillas echas una pena. Gin corre, ladra, corre, ladra. Las vacas corren despavoridas. Gin corre despavorida tras las vacas. El Gafapasta corre despavorido tras Gin. Yo corro despavorida tras el Gafapasta porque decido que alguien tiene que poner un poco de cordura en todo aquello. Gin se restriega en el barro, en las cacas de vaca, en las ortigas. El Gafapasta atraviesa barrizales, montes de caca de vaca y campos de ortigas. 

Un show, vamos. Hasta que las vacas se asientan bajo una bonita higuera para reponerse, la Gin las sigue y se encuentra bloqueada contra una tapia y decide rendirse. O lo que es lo mismo, se tumba en el suelo, se momifica y pone cara de "Hola, jefe, yo perrita linda, perrita buena, arf, arf, arf". Gafapasta la agarra del collar, la empuja por otra tapia, salta la tapia, me tira del pelo y me sube para que yo pase también la tapia y emprende el camino del regreso por el camino equivocado. Tres horas más tarde, regresamos al agradable cottage y a la bonita fiesta, cuando ya no quedaban chorizos a la brasa y yo me había puesto de muy muy mal humor.

El Gafapasta ata a Gin en castigo a su inmundicia revolucionaria. Gin comienza a gritar en ladridos agudos, desagradables y desafinados un aria de "Madame Butterfly" para mostrar su desolación. Yo me irrito todavía más y ladro a Tuba, tiro un mordisco a Sauron, aparto de un culazo a Hammer, intento morder a Dakota, me tumbo. Me levanto, gruño a Dallas, enseño el colmillo a Bimba, doy un cabezazo a Tara. Me voy a refrescar al agua. Salgo, me sacudo, muerdo a Dakota, gruño a Patrick, me indigno con Duke. Me entran los ardores, me temo que estoy potorropáusica. Gin cambia de ópera y comienza a aullar "Tosca" con igual griterío desolado. El Gafapasta se ataca, me ata, se tira al lado de la Gin para que se calle. Muerdo a Tuba, piso a Sonia, doy un culazo a Ana.

Sonia se acerca al Gafapasta y le dice ¿no estará ya la Poligonera calmada? El Gafapasta, no muy convencido, suelta a Ginebra, que se le queda al lado toda melosona la muy ... eso. Se le sube a darle un lametón en la cara mientras dice "No fui yo, Gafapasta, yo no fui. Fue el maldito cariñena que se apoderó de mí". El Gafapasta dice que le da igual que recite "La venganza de don Mendo", que sigue enfadado. La Poligonera : "pero ellas me provocaban, me decían todo el rato muuuuu". Hasta que por fin el Gafapasta parece calmarse, yo muerdo a Dakota y gruño a Tara, piso a Sauron y me tiro dando un triple mortal carpado encima de An Hell. Y la Poligonera, visto que todo vuelve a la normalidad, regresa a sus prácticas de escapismo y echa a correr hacia la tapia de piedra justo por dónde más la había desmochado el culo del Gafapasta. Que corre tras la nena y en un maravilloso Salto Borbónico con Tirabuzón y Rotura de Nariz Contra Granito (qué medalla habría obtenido en los Juegos Olímpicos, qué medalla) la atrapa del rabo justo en pleno salto y así se estrella el Gafapasta por la cara nordeste de la tapia y la Gin se estrella por la suroeste. Dificultad 9'927 Ejecución 8'778 Media Final 9'352 y medalla de bronce.

Al final de la jornada, regresó la Gin agotada con los restos de sangre del mordisco que le aticé en medio de la oreja derecha (ja, que se iba a librar ella de mi justa ira). Regresó la diva, o sea yo, harta, agotada, cabreada y estupefacta, directa al gabinete a descansar. Y regresó el Gafapasta cubierto de mugre y saturado de vergüenza.

Yo ya he dicho que a la próxima jira al campo, o dejamos a la Gin en el loquero o me quedo en casa probándome encajes. 

Y sí, fui una cascarrabias. Pero ya está bien, ya está bien, ya está bien. Y si os parece mal, me lo decís al hocico que os gruño, os muerdo, os culeo y os piso. Ya está bien.

domingo, 5 de agosto de 2012

NO HAGO VIDA DE ELLA



Pues al contrario que yo, la Gin no tiene problemas de identidad pública. En cuanto pasa por la calle todo el mundo dice al unísono "Mira, una poligonera de pura raza". Y eso porque no consigo hacer vida de ella. Mira que yo me esmero para que utilice bien los cubiertos de pescado, para que deje de husmear basuras, para que no enseñe la braga por la cintura del chándal, pero nada.

Y mira que cuando quiere está monísima, como cuando ve un pajarraco lleno de plumas, el Gafapasta no, otros, y se le ponen los belfos agitados y recuerda que es una perra de caza y entra en modo motivao. Que se queda quieta, la condenada, QUI-E-TA (le estoy cogiendo yo gusto a lo de hablar por sílabas), mirando a la paloma, o al gorrión, o al petirrojo, o al avestruz, o al pingüino de Adelaida, y a veces hasta se agacha hasta el suelo o levanta en ángulo la pataza delantera, en eso que los malditos cazadores del potorro llaman "la muestra".

A mí lo que me gustaría es que un día el Gafapasta la soltara un rato, para que fuera como un torbellino y se diera contra un árbol o una farola mientras el bicho se le escapaba. Porque me pega a mí que esta de habilidad cazadora tiene lo mismo que yo de votante de Cospedal. Contra árboles no se ha chocado nunca, ni contra farolas, pero contra un banco de piedra se estrelló un día por ir mirando a donde no debía. Que no me reí yo ni nada.

El caso es que hoy tuvo la tarde de posturitas y como me pareció nada práctica pero mona y encantadora, le dije que nos íbamos de escaparates y que le compraba algo estiloso en las rebajas. Yo me estoy volviendo adicta a los encajes de Valentino, así que vi otros siete modelos en colores que no tenía y me los traje puestos. Pero como en Percha a la nena no le hacía nada, nos fuimos a otras tiendas con marcas megacaras a ver si por allí. 

En Del rosa al amarillo vio un vestido de Marc Jacobs, qué decepción, Marc, qué decepción, que era como una superposición de pingajos: el de abajo marrón caca de castor y el de arriba de lamé plateado. Muy muy corto y muy muy deconstruido. Y a la muy poligonera le gustó. Y luego pasamos por Díaz y allí se puso a mirar unos Cavalli de colores extremos y minifaldas más extremas con unos taconazos que yo luciría con donaire pero que harían que la Gin se rompiera tres de las cuatro patas en un santiamén.

El caso es que con los Cavalli se me puso mimosona y me dijo "Mamiiii, me gusta eseeee". Que la muy petarda me llama Mami cuando me quiere camelar. Y ya le dije yo, "pues mira, pues te lo compramos mañana a condición de que te lo lleves para pasear Rodeo Drive arriba, Rodeo Drive abajo hasta que te encuentres con Richard Gere y te lo ligues". Porque la pinta de putarrona fina que se le iba a poner con semejante cosa, oigan, me la estaba ya imaginando. "Y que no se te olvide tararear de vez en cuando lo de Prettywomaaan walikingdownthestreeeeet".

Y ella como es tonta y no sabe ni de cine, ni de rock, ni de ironías asesinas y mordientes, me contesta "Vale, me voy a poner algo de Camela".

Y se largó trotando feliz e inconsciente como si estuviera en un centro comercial de Alcobendas.

Que no hago vida de ella, que no. Que no PU-E-DO. Toma manía.

miércoles, 1 de agosto de 2012

THAT'S NOT MY NAME


Mucho ignorante es lo que hay. Que mira que esta melena singular que parece la ruta de la seda, estas orejas de singular donaire, este flequillo sandunguero dan pistas y de las buenas. Pues no que no: que vas por la calle moviendo el caderamen al ritmo de Aerolíneas Federales y su “Soy una punk” transformado en un delicado “Soy una Brie” y cada tres minutos se le acerca un presunto experto en perros al Gafapasta para decirle “Oh, qué bonito, yo también tengo un pastor catalán”… “Mira que los afganos son preciosos, porque es un afgano, ¿verdad?”… “Mi cuñada María de las Angustias tenía también un pastor inglés, pero era blanco y gris”…

Y yo indignándome por moléculas de segundo y diciéndole al Gafapasta “Ahora, ahora, muerde, muerde”. Pero él como si nada, como si no tuviera que defender mi dignidad más allá de aclarar que no, que no soy un pastor catalán, ni un afgano, ni un pastor inglés, ni una lagartija amerindia, ni un buitre leonado. Que soy una impactante e impresionante y hasta exótica belleza llamada Pastor de Brie. Y para hacerse el listo aclara o Briard, o Berger de Brie. Y para hacerse el gracioso añade, cuando ve los ojos ojipláticos de los expertos, “Sí, como el queso pero en pastor”.

Que a ver, que no es que me moleste la ignorancia supina al bies de tanto fan del encantador de chuchos ese de la tele. Y que estoy seguro de que cuando lo del Tambor del Bruch el muchachito tenía correteando por las montañas y mordiendo franceses a un Gos d’Atura monísimo. Pero es que mis ancestros fueron héroes de Verdún en la Primera Guerra Mundial, y no vas a comparar lo de saltar de trinchera en trinchera, de bomba en bomba y de gas mostaza en gas mostaza con lo de organizar una banda de cornetas y tambores por los montes. Y encima para atacar a los franceses, echar a un rey cultísimo y modernísimo, y traerse de vuelta a un sinvergüenza borrachuzo y cruel de esa estirpe mataproboscídeos de los Borbones. Mientras el abuelo Pinaud y la tía Marguerite luchaban por la libertad contra los malvados antepasados de Frau Panzeta Merkel.

Y lo de confundirme con un afgano. Pero a ver, ¿tengo yo pinta de lebrela anoréxica o qué? Que yo triunfé en las mejores pasarelas cuando la moda respetaba las curvas de las señoras estupendas como yo, y no como ahora que parecen todas las modelos galgas famélicas. No voy a decir que un afgano no sea mono y tenga un pelaje súper elegante, las cosas como son, pero son estirados y antipáticos. Y un poco horteras, porque salir siempre con pelaje de noche a la calle es excesivo y de mal tono. Si no sabes distinguir un paseo informal por Le Marais de un cóctel en Chez Maxim’s o de una gala benéfica en La Bastille pues mejor te quedas en casa y dejas de hacer el ridículo.

Lo que sí clama al cielo es lo del pastor inglés. ¿Para eso tuvimos una Juana de Arco que les expulsara de los verdes prados de Francia? ¿para que luego confundan por la calle este veraniego color arena de playa tropical en un atardecer de octubre con esa ordinariez de lanorras blancas y grises? Eh, señores, eh, que yo tengo rabo, y un rabo estupendo que lo mismo sirve de abanico que de plumero. Que las bobtail con eso de no tener rabo acaban todas pareciendo culonas como cantantes de Gospell.

Al final, me lo voy a tener que tomar a recuchufleta y darme los paseos a un ritmo más moderno, rocanrolero, actual y agresivo, con eso de The Ting Tings de That’s not my name. A la de one, two, three … “They call me Gos, they call me afganaaaa, they call mi bobtailll , that’s not my nameeee, that’s not my nameeeee …”.

http://www.youtube.com/watch?v=v1c2OfAzDTI

Dicho queda. Y si no sabéis de música Indie y no entendéis inglés pues haber estudiado más.

Lametones, caris. Y repetid conmigo Pas – Tor – De – Bri – E