lunes, 13 de agosto de 2012

EN OCASIONES VEO ... VACAS



Si antes os digo que no hago yo vida de María de los Polígonos Ginebra, antes la vuelve a liar y a dejarnos al Gafapasta y a mí en el más absoluto de los ridículos.

Que claro, la veis en la foto con cara de no haber roto un plato, con esas pestañas de vampiresa años 30 y esos flecos en la pata que parecen de falda hippy ibicenca y claro, todos empezáis, qué linda, qué mona, qué tierna ... Pues no señores, no: Qué macarra impresentable.

El caso es que llega el Gafapasta el domingo y nos dice, niñas, que nos vamos al campo. Yo soy muy de campo, que los Brie somos señorones de rancio abolengo terrateniente, y siempre es un placer dar un paseo por los jardines franceses, pararse a tomar un té bajo una sombrillita mona y acogedora y escuchar unos madrigales o un poco de música picantona como de cabaret para alegrar la velada. Claro, que con las amistades que tiene el Gafapasta y la intención de incorporar a la Gin a la excursión, ya me imaginaba yo que no íbamos a Brideshead a almorzar con Lady Flyte. Pero aun así, una disfruta siempre del campo.

Se trataba otra vez de encuentro de setters. Aunque esta pandilla de locarios no sé por qué se llaman SOS Setter si por allí andaban tres dobermann, una dogo alemana, una pointer, un medio beagle, varios humanos y algún que otro setter. Que estaban viejos conocidos como Dallas, Tara, Morgana, Patrick y el bueno de Aker, que es más bueno que un pan de pueblo con chorizo y tocino dentro. Ah, y Tuba, que antes me caía bien pero ahora me parece una vieja gruñona. La pobre, que tuvo un accidente y se rompió un dedo, y ni por eso dejaba de gruñir. Y varios humanoides muy simpáticos, que además del Gafapasta estaban Sonia y Berto, los inventores de lo del correccional de setters abandonados, Goiz y Álvaro, Gus que ponía la casa y aguantó cómo le pusieron la casa entre humanos y chuchos, Noe, Ana, Laury. Un rebaño. La casita, en un pueblo que se llama Lloreda de Cayón, muy mona y acogedora, la parrilla muy caliente, y el arroyo que atravesaba el campo muy pero que muy refrescante.

Así que pasamos una mañana estupenda, corre que te corre, juega que te juega, remoja que te remoja. Hasta Gin parecía haber encontrado su yo interior, aunque seguía con su manía de marearnos ahora de trote en trote y de galope en galope. Y hasta parecía que le iba a vencer la pereza, que entraba en la casa y se buscaba un sofá para desplomarse como si fuera una estrella del vodevil.

Pero para vodevil el que montó cuando menos nos lo esperábamos. Que empezamos a escuchar ladridos histéricos y basta poner el adjetivo histérico para saber que Ginebra se ha despendolado por algún sitio. En efecto, había saltado una tapia, atravesado un pastor electrificado, pisoteado un cultivo de ortigas y zarzas y encontado una excursión de vacas que apaciblemente estaban merendando yerba. A los setters no les gustan las vacas, que ya me contó el Gafapasta que Lola había organizado tres estampidas de vacas, una de caballos, una de pasiegos y dos de ornitorrincos. Y poseída por el espíritu rebelde de aquella borrachuza irlandesa y pelirroja, Gin ladraba ahora a las vacas diciendo unas barbaridades, pero unas barbaridades, que no os voy a traducir porque me da sofoco, pero que básicamente se resumían en Guaguguguguguauuu Guauuu Guauguauuu Guau Guau Guau. Colorada que me pongo sólo de pensar en semejantes barbaridades. Las vacas, claro, alteradísimas, olvidándose de su yerba y corriendo para un lado, corriendo para otro y dando patadas en la boca a la Ginebra, pero nada. El Gafapasta se pone en plan responsable y la llama, la silba, la seduce, la invita. Ella sigue ladrando porquerías, las vacas siguen corriendo. El Gafapasta salta la tapia, tira tres piedras y se hace un tomate en la rodilla. Gin ladra pero no viene. El Gafapasta atraviesa el pastor, descarga eléctrica en el hombro, descarga eléctrica en la rodilla. Gin ladra, las vacas corren. El Gafapasta atraviesta el sembrado de ortigas y zarzas y se deja las pantorrillas echas una pena. Gin corre, ladra, corre, ladra. Las vacas corren despavoridas. Gin corre despavorida tras las vacas. El Gafapasta corre despavorido tras Gin. Yo corro despavorida tras el Gafapasta porque decido que alguien tiene que poner un poco de cordura en todo aquello. Gin se restriega en el barro, en las cacas de vaca, en las ortigas. El Gafapasta atraviesa barrizales, montes de caca de vaca y campos de ortigas. 

Un show, vamos. Hasta que las vacas se asientan bajo una bonita higuera para reponerse, la Gin las sigue y se encuentra bloqueada contra una tapia y decide rendirse. O lo que es lo mismo, se tumba en el suelo, se momifica y pone cara de "Hola, jefe, yo perrita linda, perrita buena, arf, arf, arf". Gafapasta la agarra del collar, la empuja por otra tapia, salta la tapia, me tira del pelo y me sube para que yo pase también la tapia y emprende el camino del regreso por el camino equivocado. Tres horas más tarde, regresamos al agradable cottage y a la bonita fiesta, cuando ya no quedaban chorizos a la brasa y yo me había puesto de muy muy mal humor.

El Gafapasta ata a Gin en castigo a su inmundicia revolucionaria. Gin comienza a gritar en ladridos agudos, desagradables y desafinados un aria de "Madame Butterfly" para mostrar su desolación. Yo me irrito todavía más y ladro a Tuba, tiro un mordisco a Sauron, aparto de un culazo a Hammer, intento morder a Dakota, me tumbo. Me levanto, gruño a Dallas, enseño el colmillo a Bimba, doy un cabezazo a Tara. Me voy a refrescar al agua. Salgo, me sacudo, muerdo a Dakota, gruño a Patrick, me indigno con Duke. Me entran los ardores, me temo que estoy potorropáusica. Gin cambia de ópera y comienza a aullar "Tosca" con igual griterío desolado. El Gafapasta se ataca, me ata, se tira al lado de la Gin para que se calle. Muerdo a Tuba, piso a Sonia, doy un culazo a Ana.

Sonia se acerca al Gafapasta y le dice ¿no estará ya la Poligonera calmada? El Gafapasta, no muy convencido, suelta a Ginebra, que se le queda al lado toda melosona la muy ... eso. Se le sube a darle un lametón en la cara mientras dice "No fui yo, Gafapasta, yo no fui. Fue el maldito cariñena que se apoderó de mí". El Gafapasta dice que le da igual que recite "La venganza de don Mendo", que sigue enfadado. La Poligonera : "pero ellas me provocaban, me decían todo el rato muuuuu". Hasta que por fin el Gafapasta parece calmarse, yo muerdo a Dakota y gruño a Tara, piso a Sauron y me tiro dando un triple mortal carpado encima de An Hell. Y la Poligonera, visto que todo vuelve a la normalidad, regresa a sus prácticas de escapismo y echa a correr hacia la tapia de piedra justo por dónde más la había desmochado el culo del Gafapasta. Que corre tras la nena y en un maravilloso Salto Borbónico con Tirabuzón y Rotura de Nariz Contra Granito (qué medalla habría obtenido en los Juegos Olímpicos, qué medalla) la atrapa del rabo justo en pleno salto y así se estrella el Gafapasta por la cara nordeste de la tapia y la Gin se estrella por la suroeste. Dificultad 9'927 Ejecución 8'778 Media Final 9'352 y medalla de bronce.

Al final de la jornada, regresó la Gin agotada con los restos de sangre del mordisco que le aticé en medio de la oreja derecha (ja, que se iba a librar ella de mi justa ira). Regresó la diva, o sea yo, harta, agotada, cabreada y estupefacta, directa al gabinete a descansar. Y regresó el Gafapasta cubierto de mugre y saturado de vergüenza.

Yo ya he dicho que a la próxima jira al campo, o dejamos a la Gin en el loquero o me quedo en casa probándome encajes. 

Y sí, fui una cascarrabias. Pero ya está bien, ya está bien, ya está bien. Y si os parece mal, me lo decís al hocico que os gruño, os muerdo, os culeo y os piso. Ya está bien.

3 comentarios:

  1. Recórcholis Glenda, yo te entiendo.
    Primero excursión fallida a Brideshead. Despues verguenza ajena con el poco urbano y decoroso comportamiento de la Poligonera. Y luego, pordios, tener que tratar con toda esa banda de chuchos maleducados.
    Cuando quieras, te paso unos contactos de tiendas online superglamurosas, de esas que nos gustan a tí y a mí. Osea, de las estupendas.
    Pero a pesar de todo, tengo que confesarte que me río mucho con las pérfidas aventuras de la Poligonera. Es que el tratar con el pópulo bajo también tiene sus cosas...
    Muchos kisses.
    Charo

    ResponderEliminar
  2. Ja,ja,ja Ya sabes lo que tiene ir de excursión con Gin, es como cuando vas con niños intuyes que uno de ellos te va dar el día, lo sabes desde que sales de casa, pero a pesar de todo te arriesgas porque en el fondo es una aventura que después del cabreo merece la pena vivir.

    ResponderEliminar
  3. ayssss y parece buena cuando os encuentro por el centro la jodia gin, que hasta mi madre dice: pero si tiene cara de buena pobre!!!jajajaj. vaya pieza. calmate glen, coje aire que los juegos olimpicos ya se acabaron jeje.lametones

    ResponderEliminar