domingo, 5 de agosto de 2012

NO HAGO VIDA DE ELLA



Pues al contrario que yo, la Gin no tiene problemas de identidad pública. En cuanto pasa por la calle todo el mundo dice al unísono "Mira, una poligonera de pura raza". Y eso porque no consigo hacer vida de ella. Mira que yo me esmero para que utilice bien los cubiertos de pescado, para que deje de husmear basuras, para que no enseñe la braga por la cintura del chándal, pero nada.

Y mira que cuando quiere está monísima, como cuando ve un pajarraco lleno de plumas, el Gafapasta no, otros, y se le ponen los belfos agitados y recuerda que es una perra de caza y entra en modo motivao. Que se queda quieta, la condenada, QUI-E-TA (le estoy cogiendo yo gusto a lo de hablar por sílabas), mirando a la paloma, o al gorrión, o al petirrojo, o al avestruz, o al pingüino de Adelaida, y a veces hasta se agacha hasta el suelo o levanta en ángulo la pataza delantera, en eso que los malditos cazadores del potorro llaman "la muestra".

A mí lo que me gustaría es que un día el Gafapasta la soltara un rato, para que fuera como un torbellino y se diera contra un árbol o una farola mientras el bicho se le escapaba. Porque me pega a mí que esta de habilidad cazadora tiene lo mismo que yo de votante de Cospedal. Contra árboles no se ha chocado nunca, ni contra farolas, pero contra un banco de piedra se estrelló un día por ir mirando a donde no debía. Que no me reí yo ni nada.

El caso es que hoy tuvo la tarde de posturitas y como me pareció nada práctica pero mona y encantadora, le dije que nos íbamos de escaparates y que le compraba algo estiloso en las rebajas. Yo me estoy volviendo adicta a los encajes de Valentino, así que vi otros siete modelos en colores que no tenía y me los traje puestos. Pero como en Percha a la nena no le hacía nada, nos fuimos a otras tiendas con marcas megacaras a ver si por allí. 

En Del rosa al amarillo vio un vestido de Marc Jacobs, qué decepción, Marc, qué decepción, que era como una superposición de pingajos: el de abajo marrón caca de castor y el de arriba de lamé plateado. Muy muy corto y muy muy deconstruido. Y a la muy poligonera le gustó. Y luego pasamos por Díaz y allí se puso a mirar unos Cavalli de colores extremos y minifaldas más extremas con unos taconazos que yo luciría con donaire pero que harían que la Gin se rompiera tres de las cuatro patas en un santiamén.

El caso es que con los Cavalli se me puso mimosona y me dijo "Mamiiii, me gusta eseeee". Que la muy petarda me llama Mami cuando me quiere camelar. Y ya le dije yo, "pues mira, pues te lo compramos mañana a condición de que te lo lleves para pasear Rodeo Drive arriba, Rodeo Drive abajo hasta que te encuentres con Richard Gere y te lo ligues". Porque la pinta de putarrona fina que se le iba a poner con semejante cosa, oigan, me la estaba ya imaginando. "Y que no se te olvide tararear de vez en cuando lo de Prettywomaaan walikingdownthestreeeeet".

Y ella como es tonta y no sabe ni de cine, ni de rock, ni de ironías asesinas y mordientes, me contesta "Vale, me voy a poner algo de Camela".

Y se largó trotando feliz e inconsciente como si estuviera en un centro comercial de Alcobendas.

Que no hago vida de ella, que no. Que no PU-E-DO. Toma manía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario