domingo, 8 de enero de 2012

Mañana de Reyes


Voy yo y me levanto toda pinturera la mañana de Reyes para ver los regalitos por haber sido requetebuena y mejor, que sólo tardé dos horas en pintarme el ojo. Y resulta que voy con las nenas al salón y allí están sin tocar los garbanzos al alioli que dejé para los camellos y los canapés de pato con configura de pera que dejé para sus majestades de Oriente. Un truco para hacerme perdonar el mordisco en las nalgas de Gaspar del año pasado y sobre todo mi profunda fe republicana. Y junto a las bambas chillonas de Gin, mis mejores Blahnik y las alpargatas gatunas pues nada de nada. Que no veais qué sofoco in my face y qué cara de plañidera la de la Gin, que ya es intensa y llorona de por sí.

Menos mal que llamaron a la puerta y el Gafapasta nos vino con un paquete llegado por mensajería urgente de parte de los tres capullos esos, que decían que habían desarrollado pánico a las mordeduras de Brie (pfff, por unas dentelladas de nada, señoritingos) y que habían preferido no arriesgarse.

A la gata mala, Anabotella, le han traído una alcaldía, con su bastón de mando y todo. Pero digo yo que se han debido de equivocar, que la botella alcaldesa es la otra. Pero allí está ella tan divina con el medallón y el bastón todo el día maullando ordenanzas municipales absurdas. Menos mal que no hacemos caso.

A la gata tonta, Tiberio, como todos le ven vocación, le han traído un rosario enorme y una caja de valiums, a ver si entre rezar y drogarse deja de gritar por las habitaciones como la gata del exorcista.

Lo de Gin yo creo que ha sido la venganza de los reyes por el show del mordisco. Porque a mí no se me hace esto. Yo había encargado una Barbie princesa y un vestido de nidos con lacitos para la nena, a ver si conseguía civilizarla. Y van y le echan la Barbie Choni con un Ken Poligonero y el Kit Botellón completo, con discoteca pastillera y todo. Que así cómo va la nena a educarse en valores y estéticas como Dior manda. Peor aún, en vez del vestidito de nidos ¡le han echado un chándal blanco brillantoso de tiro bajo, de esos que se te ven medio culo y tres cuartos de braga de mercadillo!

Yo había pedido un abono para la ópera de París y un Givenchy largo con Swaroskis de esos bordados. También una guillotina de juguete y unos clicks aristócratas para cortarles la cabeza y hacer mis prácticas del Máster en Jacobinismo. Pero con lo de los recortes y la crisis (y que me parece a mí que los reyes son miserables y rencorosos) he tenido que conformarme con un Chanel monísimo color guinda en almíbar con leves toques de licor. Y de todos es sabido que una verdadera dama tiene que tener unos diez o doce chaneles de fondo de caseta. La trampa es que ahora tendré que gastarme un pastizal para comprarme bolso y zapatos a juego, porque en Santander no hay tiendas al nivel y como mínimo tendré que hacer una escapada a la Quinta Avenida.

En fin, que mientras Gin se termina el rosco voy a ver si tengo tiempo de quemarle la muñeca y el chándal a escondidas. Porque como empiece a salir al parque con la braga al aire la muerdo, os juro que la muerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario