miércoles, 1 de diciembre de 2010

Terror en el Hipermercado


El Tipo Gafapasta tiene bastante buena pata para la cocina, pero como sigue el mi pobre un poco chuchurrío lleva un mes a fiambres, frutas y precocinados.

Espero que sea una buena señal gastronómica y que me caigan en el cuenco unas albóndigas con salsita o un muslito de pollo deshuesado con unas zanahorias y unas patatitas. Que ya sé yo que las bolas en forma de caca de gato son más saludables pero un poco de vicio y descontrol viene bien de vez en cuando. El caso es que hoy me ha llevado a un sitio que se llama hipermezclado. Y me pareció el nombre muy requetebién puesto, porque había montañas de todo y lo mismo te tropezabas con una lata de pepinillos que con un filete de pez espada congelado. Qué aburrimiento de comidas, menos mal que al Gafapasta no se le ha ocurrido hacer experimentos como pepinillo relleno con mousse de pez espada, que como capaz este intelectualoide es muy capaz.

Lo mejor era que me llevaba en carrito para que no fuera enredándome con las patas de las otras compradoras, me tiene el chico por un poco torpe, y se me puso cara de velocidad. Cuando el Gafapasta paraba para hacer comparativas de precios en las aguas minerales, yo daba cabezazo con fundamento a la delantera del carrito y en un decir amenguau estaba ya abalanzándome sobre las torres de latas de piña en almíbar. Megadíver.

El Gafapasta ponía cara de rancio y me decía que si para eso me había pagado la educación en las Damas Negras, como Ana María Matute (qué guapa en las fotos del Cervantes), pero es todo pose, porque yo fui a colegio progre y laico. Que lo mismo cuando el Roucoviruela dice lo del laicismo agresivo es porque se acuerda de cuando le mordí el corvejón delante de La Almudena. Pero no me gustó nada el sabor, qué quieren que les diga.

Lo peor del día es que cuando el Gafapasta arrancaba ya en dirección a las cajas, después de recolocar con cara de disimulo las latas de piña, pasó por una larga avenida en la que me dio un fuerte ataque de ansiedad: ¡Estaba llena de caponesssssssss!

Y había otro montón de cosas con pinta de ser ñam ñam ricas ñam ñam. Pulardas, pavitas, perdices, faisanes, pintadas, patos ... Vamos, que había más plumas que en una convención internacional de dragqueens. Y yo que pierdo la dignidad y empiezo a aullar, a babear, a revolverme en el carrito, a volcar el carrito, a enredarme entre las patas del Gafapasta y a tratar de hincarle el diente a algo.

El cabrón de mi santo tiraba de la correa mientras volvía a poner todo en su sitio. Y eso que al final me dio tiempo a trabar una codorniz con el colmillo. Mierda de suerte, con la cantidad de bichos grandes y el colmillo se me queda a la altura de la prima raquítica.

El Gafapasta me ha dicho todo enfadado que soy más bruta que una tertuliana de Intereconomía, y que me vaya preparando, que este año el capón ni olerlo.

Me veo dos semanas haciéndole ojitos de bambi degollado. Pero por mi flequillo de diseño que este año ceno capón. Que le tengo cogida la sobaquera.

4 comentarios:

  1. por fa, dale capón a la niña que se lo merece,¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡besos os quiero

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  2. Que discriminación. ¿No te acuerdas de los solomillos de la Irlandesa?

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  3. La irlandesa entre los solomillos adobados y las lenguas de ternera estaba hecha otra jeta de libro. Que luego además le salía el toque raquero y robaba bollos suizos en el Café Plaza y bocadillos de jamón a los marineritos de la OTAN que recalaban por Santander.

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  4. Mi perro pedrin es parecido. Hoy ha cenado mejor que yo, con eso lo digo todo. Ahora duerme tranquilamente con su trozo de pan debajo de la cabeza.

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