viernes, 24 de diciembre de 2010

Noche de Guau, noche de paz.


Esa especie de mandriles post-evolucionados que se denominan a sí mismos como "seres humanos" tienen siempre la manía de apropiarse de todos los grandes acontecimientos de la historia. Y como de ego andan que ni un dogo argentino, pues ellos son estupendos, ja, y los demás ni salimos.

Hay especialistas en Belén (en el de Palestina, no en la de Ambiciones) que siempre han defendido que el Salvador tuvo que ser perro por necesidad. Y es que él mismo dijo lo de "Yo soy el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas". Algo que sólo un Pastor de Brie con un donaire y señoríos como los míos sería capaz de hacer. Bueno, vale, las otras razas de perro pastor también, pero con menos garbo.

A mí de todas maneras, me da un poco igual que fuera un nene rosadito o un lindo cachorrito de Brie. Pero me molesta mucho que en el Portal de Belén pongan siempre a la burra aquella escandalosa y al buey cochino que no hacía más que ponerlo todo perdido y nunca se acuerden del Pastor de Brie que había guardando la entrada del portalico y poniendo un poco de orden. Claro, luego dicen que se salvó de milagro de los soldados de Herodes, pero al nene no le pasaron a cuchillo como a los demás infantes de Belén, niños o niñas, que ni se molestaron los cafres aquellos en controlar si tenían pitilín o potorrito, porque el Pastorazo que le habían regalado a María para prevenir males mayores le explicó a uno de los esbirros a qué sonaba la tibia de soldado bruto cuando se le hacía bien la pinza con una mandíbula superior y una inferior.

¿Se imaginan vuesas mercedes qué jaleo se habría montado allí con la procesión de pastores irresponsables que llegaron cargados de borregas si no hubiera estado allí el Buen Pastor de Brie para controlar pasos y tiempos de veneración? ¿Y la que se podría haber liado si alguna gata estúpida llegada desde las cercanías del Lago de Tiberíades -y no miro a nadie, que conste- le hubiera arañado la carita de lirio al nene?

Yo es que de la historia de Belén, de Belén de Judá, que la de Belén de Esteban me da pereza, sé mucho porque nos la contamos de camada en camada y de generación en generación. Y por eso sé también que lo del tipo gordo y con barbas y disfrazado de pervertido es mentira, que si llega a intentar entrar por el ventanuco -chimeneas no había- el Buen Pastor de Brie le hubiera roído las nalgas con una afición que se hubiera quedado con una talla menos de calzoncillos. Los tres reyes esos sí que llegaron, y eran unos Reyes Majos de verdad, que además de llevar cosas inútiles al Niño, se acordaron de llevar unas pechugas de capón en salsa de ciruelas deliciosas para agradecer al perro guardián todo su esfuerzo de aquellos días.

Claro que los Pastores Alemanes dicen que el guardián del portal era de los suyos. Pero no me imagino yo a un bicho de orejas recortadas y cara de Angela Merkel ni mimando al bebé ni disfrutando de algo tan sofisticado como la pechuga de capón. Que ellos son más de panceta con tocino.

Me da penunca el Gafapasta, que no tiene hoy buen día porque se está acordando muchísimo del Chico Guapo. Pero yo creo que con la verdadera historia de la Navidad algo habrá sonreído.

Y para todos los perros que entráis en el blog y vuestras mascotas humanas, espero que disfrutéis mucho estos días y que el nuevo año os saquen de paseo el doble de tiempo, y os den comida el doble de rica, y mimos el doble de mimosos. Y controlad los belenes que hayan puesto en vuestras casas y si no sale ningún perro, os hacéis caca encima.

Todo sea por la memoria histórica.

2 comentarios:

  1. No sería la primera vez que le diera un beso al hocico de una perra! Feliz Navidad para los que aman a cuatropatas!

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  2. el hombre de las nieves30 de diciembre de 2010, 10:40

    Qué tienes en contra de el buey del portal, te habla uno que estuvo toda la función, perdón, todo el misterio, sin ni siquiera decir mamá me hago pis voy. Pregúntaselo al posadero que era un buen hombre.

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