viernes, 17 de diciembre de 2010

El perro de Piñeiro


Yo nunca acabé de entender la obsesión por que los perros vayamos atados si a los concejales les dejan ir sueltos. Que si de peligrosidad se trata, ni punto de comparación.

Al Gafapasta ya le dije desde el principio que soy formalita -aunque después del incidente del queso no sé si tocará venganza- y que si le pone cachondo llevar collar y correa que se busque un Amo Leather, pero que a mí me deje tranquila. Vale, si vamos al centro hacemos el paripé de que me lleva (con cuesta abajo le pego unos tirones que le voy a dislocar el hombro un día a mi pobre, por pura maldad) pero en el entorno habitual ya me desenvuelvo yo muy desenvuelta como para llevar esos incómodos aparatejos.

El caso es que en Santander, además de que odian a los pobres árboles que ni muerden ni nada y acaban siempre quitándolos para poner más cemento, en el ayuntamiento a los perros nos tienen una manía que no veais, y siempre andan mirando cómo tocarnos las narices frías.

Pero luego, claro, te encuentras con el ex-alcalde Piñeiro de paseo con Mule y van los dos sueltos.
Y qué poco me gusta la hipocresía de estos tipos que se creen que el mundo es suyo y que como mandan en la poli con ellos no va la cosa. Encima va y me dice el Gafapasta que después de prohibir los petardos (que me parece estupendo, por cierto) vio al Piñi y sus niños tirando petardos por Navidad en un contenedor de basura para que la gamberrada hiciera más ruido. Y que dejaba siempre el coche en mitad de la carretera cuando se venía a pimplar un besugo, que de lo que se come se cría, por Puertochico, que a él no le iba a llevar el coche oficial la grúa, qué listillo.

A mí me pareció fatal que le regalaran un perro cuando dejó la alcaldía, porque no sé si puedes dejar a una criatura inocente a cargo de semejantes manos. Y de verdad que lo sentí mucho por el pobre Mule y hasta escribí una carta a los periódicos diciendo que los perros no son un juguete, pero como nunca publican cosas que se metan con los peperos, pues así nos luce el pelo. El pelo a mí, al Gafapasta el brillo de su ausencia.

No me fío nada del De la Serna, pero aunque me parece estupendo que Mule disfrute de la vida por los muelles, yo creo que debería palmar multa. Por llevar suelto a Piñeiro.

4 comentarios:

  1. Pues yo lo veo todo clarísimo , Glenda. Si tú al "gafapasta" casi le dislocas el hombro, siendo tan educada, modosa, fisna y de formas sutiles..... ¡¿Que puede hacer Piñi atado?!. Es por eso por lo que Iñi le permite ir suelto. No obstante, otro día que los veas, páralos y pídele la documentación, a ver qué te encuentras.

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  2. Ay, Glenda, hija, perdónales.
    Si yo te contara que en mis sueños más locos me imagino a Iñigo y hasta a Piñeiro ataditos los dos y paseando de mi mano por la habitación!!!
    A ver, que seguro que tú también te has vuelto loca alguna vez por un rottweiler asesino

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  3. No, Patri, si eso ya. Si lo mismo le pasa al Gafapasta, que muy fino y muy cultivado y luego le van los macarras chandaleros que no te haces idea.

    Pero me reconocerás que entre Piñi y un Rottweiler ni punto de comparación. Tengo clarito cuál me da más miedo. El otro no, no me da miedo, más bien bostezos. Que tiene algo de Greyhound estirado.

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  4. Glenda tu si que sabes, tanto animaloide suelto no puede ser bueno, antes de regalar un ser inocente a semejante burro debieran haberle hecho pasar por un examen psicologico ( al burro me refiero).
    Se que las ciudades son limitantes de los derecho de los perros, a mi se me cae el alma cada vez que tengo que poner la correa a los mios, me miran con unos ojitos.....di que viviendo en Campoo poca correa ven, lo justo para pasar la peligrosa circunvalacion. Eso si cuando se la pongo hacen como tu, un poco de carrera, en ocasiones de obstáculos ( el otro dia por poco me estrompan contra una farola). Pero lo entiendo....a mi tampoco me gusta que me amarren ( en ningun sentido9.

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