viernes, 31 de diciembre de 2010

¡Feliz Capón Nuevo!


Siempre tuve claro que la inversión en aquellos cursos de interpretación del Perra's Studio de Nueva York. No os vayáis a creer que no controlo también el Brecht, que si me pongo de hierático-analítica soy tan esfinge como la que más, pero ese rollo estatuario les va más a las gatas (a otras gatas, que estas dos no sirven para ná de ná).

Pero lo mío es el Stanilawski. ¿Que hay que hacer monerías como si fuera bobita para que se ría la peña? Pues nada, me concentro y muevo el caderamen como una nueva Monroe. Pero lo que mejor se me da es la cosa melodramática.

Y es que una abre un blog para decir esas cosas inteligentes que tanto se echan de menos en una red con demasiadas zarpas humanas y pronto pronto le ofrecen un contrato multimillonario en The New Santanderiner (gracias, Juan, monada) escribir una columna para ladrar a lo Bradshaw. Pero como mejor gusto para la ropa. El proyecto al final se fue a la porra, porque la envidia es muy mala, pero yo callada no me voy a quedar, que lo sepáis. Y ya será en Vogue o en Cosmopolitan, pero una acabará largando todo lo que tiene por largar.

Pero es que además una ensaya esos hociquitos fruncidos de chienne fatale, proclama como la mejor Drama Queen del celuloide su ansia de capón y el Gafapasta se pone nervioso, queda como el malo de la peli (que hasta le han reñido por la calle por no darme el capricho de reinona) y al final se juramenta la buena de Teresa, dice que ya se encarga ella de que yo tenga la cena de cotillón que me merezco, y ayer se presenta divina ella como siempre con una ración bien cortadita y bien servida de capón con ciruelas al perfume de armagnac. Antes de decaer al final de la tarde en el Marítimo mirando al mar a lo Sepúlveda. Lo que es tener amigas con clase.

Yo estoy super agradecida a Teresa, claro, y encantada de que mis dotes interpretativas hayan ejercido el esperado poder de seducción. Pero aunque me llueven las llamadas desde Jolivú, desde la muerte de George Cukor nadie ha hecho nada que me interese en el campo del melodrama. Que de perra Almodóvar como que no me veo, que al manchego le dejas y te pone una escena husmeando contenedores y yo eso no.

Lo mejor de todo será que ahora que ya tengo el merecidísimo capón (ay, Teresa, cuánto te quiero), el Gafapasta se va de cena familiar y nos deja el salón libre para el cotillón. Yo ya estoy colocando los comederos de porcelana de Meissen, el bebedero de Bohéme y la cubertería buena. Para mí capón, para las gatas una de esas pastas asquerosas que les gustan, que pone en la lata merluza con gambas pero lo mismo es mule revuelto con mejillón cebra.

Además he pensado que como el jefe no va a estar, les voy a cambiar a las dos tontas el agua por vodka con ginebra, para alegrar la fiesta, grabarlas y convertirlas en patéticas estrellas del youtube. Ya os contaré.

Si a la hora bruja os asomáis al balcón, estaré ladrando las uvas para todos vosotros. Y así echáis el brindis y deseais la felicidad del 2011 en buena compañía y no con la pulgosa de la Esteban.

No hay comentarios:

Publicar un comentario