martes, 4 de diciembre de 2012

EL NOBEL QUE VIENE


Resulta sorprendente que todavía no me hayan dado ningún Nobel, pero tengo previsto ganar tres o cuatro en el 2013. El de Literatura está cantado, que sé yo que circula mucho por la Academia Sueca mucho este blog mío de mí misma entre expresiones admirativas. Y con los esfuerzos que estoy haciendo para evitar que Gin muerda a Tiberio, que Tiberio arañe a Gin y que la vecina del primero ni muerda ni arañe al Gafapasta,  el de la Paz parece obvio.

Pero como yo soy siempre sorprendente he decidido apostar fuerte por el de Física. Que con esto de que llegan los fríos al Gafapasta le ha entrado el ansia por la sopa y se pasa el día cociendo caldos. El caldo es rico, sí, pero te da muchas ganas de pipí y no tengo yo la vejiga como para alegrías. Pero mucho más rico lo que pone para que el agua tenga ese color dorado y ese olor sabroso y ese sabor a bichos y pastos tan fascinante, que parece que practica brujerías gastronómicas.

Él, las cosas como son, muy de comer sano-sano no es. Así que una vez extraídos los jugos todo lo que apeste a verduras nos llega bien repartido a los comederos: tres partes para mí, una para la poligonera, tres para mí, una para la poligonera, y así hasta que se acaba la manduca. A las gatas no les da nada porque dice la cursi de Anabotella que ellas son carnívoras ciento por ciento y que no pastan como las vacas. Pero Gin y yo somos más de aprovecharlo todo-todo con una omnivorez compulsiva. Que se cree la gente que los perros sólo comemos carne, pero somos un poco como Platero, peludos y suaves, y nos gustan las naranjas mandarinas y los higos con su gotita de miel. Juanramoniana que se ha despertado una, oye.

Así que nos pone unas zanahorias y unos colinabos y un poco de berza y muchos muchos puerros. Y precisamente de los puerros va a salir mi Premio Nobel de Física. Porque bien trajinados por mi delicado estómago de diva generan cantidades industriales de energías renovables de esas que están tan de moda y que tan limpias parecen a los listos. Es tomarme unos puerros escurridos y empezarme la pedorrera compulsiva. Y he llegado a la conclusión de que en el mismo momento en el que consiga dar con el modo de controlar la transformación energético-pestilente del puerro y de almacenarla en unas bolsitas monas o unos tarros decorados vamos a ahorrar muchísimo muchísimo, hacer que quiebren las malvadas eléctricas, aportar energía a toda la comunidad menos a la malencarada del primero y hasta a todo el barrio, y a reinvertir los ahorros y los beneficios en Kenzos para mí, liposucciones para el Gafapasta y puerros para Gin, a ver si de una vez contribuye al bienestar de la humanidad.

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