lunes, 12 de marzo de 2012

DIARIO DE CAMPAÑA


Como hace un tiempo estupendo me he puesto un traje de punto ligero de Nuno Alves y unas manoletinas súper cómodas de Victorio y Luchino y me he tirado a esas agrupaciones socialistas para continuar con mi campaña. Y yo muy limpia, que todavía no he mordido a nadie ni he enviado a la Gin para que se haga pis en las urnas. Pero estoy viendo mucha pero que mucha cochinería.

Por ejemplo, el otro día me dijeron en Santander que una lista formada por una gran dama, una poligonera, una gata tonta, una gata mala y un Gafapasta no era paritaria. Y no hubo manera, a pesar de que les dije que si esperaban un poco me llegaba hasta la bahía y me traía un chaparrudo, un besugo y un bogavante y que con eso quedaba paritario y requetefresquito. Pero me decían que se iba a mojar el sobre y que haberlo pescado antes.

Y luego la prensa, uff qué sofocón la prensa. A mí me da que hay digitales con odio a las perras y al estilazo. Y ya si eres perra con estilazo, pues te ignoran. Sólo por hacer daño. Porque ellos saben de sobra que en las asambleas celebradas, el 119 % de los votos han sido para mí. Al menos eso es lo que me dice desde el centro de datos la gata tonta. No sé yo si Tiberio era la más adecuada para esas labores de ingeniería telemática. Pero es lo que hay. Le dije yo que si no sería demasiado y que si había calculado bien y ella me dijo que sí y la gata mala se rió. No sé yo si por estar contenta o porque con la envidia que me tiene quiere que haga el ridículo. Pero como la necesito para intrigas palaciegas no puedo reñir con ella ahora.

Y luego los foros. Que parecen todos medio pitbulls de pelea, todo el rato enfadados y llamándose cosas. Y yo me estreso mucho y no gano para tilas de los sofocos. Pensé en abrir un perfil en Facebook a la poligonera, y dejar que se maneje ella en esas redes. Pero no quiero que aprenda esas cosas, que bastante me está costando convertir a la nena en una señorita.

Y luego las asambleas. Que mando de interventora a la Gin y sale corriendo como loca, que casi me la atropella un coche, porque había a la puerta señores con caras como malencaradas y la pobre cogió miedo. Y luego mandé de interventora a la gata tonta y se confundió de calle y preguntó que por dónde se iba a Invervención y me la mandaron a Hacienda y casi me la detienen por fraude fiscal, que resulta que no había declarado sus inversiones en conservas de sardinas. La Anabotella, la gata mala, quería ir a bufar a los que no me votaran pero ya le dije yo que eso no me parecía bien, que yo era muy de democracia jacobina: hasta que llegas al poder hay que ser súper estupenda, luego ya sacarás las guillotinas del bolso.

Pero ni en eso me parece que sea yo muy original, porque a poco que te fijes, bolsos y bolsillos están llenos por doquier de guillotinas, cuchillos cachicuernos y katanas de samurai bien pero bien afiladitas. Aunque yo lo hago por jacobinismo convencido, que no veo que estas otras guillotinas sean tan filosóficas ni estén tan bien argumentadas desde el punto de vista del Racionalismo Ilustrado.

Pero yo no me voy a parar. Me estoy barruntando las trampas cual cerda trufera. Que ya veréis cómo al final después de tener comprometidos unos seiscientos ochenta avales de cuatrocientos (siempre según los cálculos de la gata tonta) no me vota nadie. O me dan el pucherazo.

Eso sí, que soy la candidata mejor vestida, mejor peinada y mejor argumentada, la más carismática y la más salada, la más modesta y la más molesta, eso no me lo va a quitar nadie. Y he salido yo ganando mucho, que el punto de Nuno Alves no lo conocía yo y es megacómodo y megasencillo y meganatural. Y con un poco de rouge entre las barbas de la bocaza y una sombra de ojos verdeanaranjada a juego con las manoletinas, esta noche arraso en la reunión con la Federación de Salmónidos Socialdemócratas del Alto Asón. Y esos o me votan o les hago pienso para las gatas, que lo sepan.

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