viernes, 1 de abril de 2011

Momentos L'Oreal


El Gafapasta no tiene ya una edad, sino tres o cuatro. Por lo menos. Y con esos tiempos pasados ni queda bien que se ponga a jugar con muñecas y le destroce las raíces a una Nancy ni resulta fácil cambiar el look capilar cuando le da el pampurrio aburrido de por las noches. Así que para compensar, tiene ataques del que yo he catalogado como Virus Llongueras.

Los síntomas son bastante fáciles de describir. Empieza a mirar de reojo mientras cuenta rastas improvisadas y nudos varios con el ojo izquierdo; con el derecho, localiza el cepillo de doble púa, ese que da unos tirones que te dejan muerta, y estudia las posibilidades de huida hacia el fondo sur de la casa. Y cuando ya ha decidido atacar para saciar sus sádicas veleidades peluqueras, con una agilidad que sorprende -especialmente en el Gafapasta- y engancha a un tiempo el collar de los diamantes de Cartier, que es el que me pongo para estar en casa, y el cepillo maldito.

Yo tengo asumido que para estar mona hay que sufrir. Así que pongo cara de resignación, babeo un poco por el lado izquierdo de mi divina barba, y me dispongo a aguantar el chaparrón de púas. Al fin y al cabo, mejor será si se quiere seguir dedicando a la política (juas) que le pillen cepillándome a mí que haciendo permanentes a una Barbie. Que esto no es Inglaterra.

Hay que reconocer que luego me queda una pelambre super turgente, un volumen capilar digno de anuncio de primeras marcas y unas ondulaciones al biés cuando troto por el parque que ríete tú de las tupidas melenorras de Veronica Lake. Y es que para una Brie como Brie manda, nada como una melena bien cepillada y aireada, con un poco de raya marcada a la derecha y un flequillo existencialista cubriendo los ojillos para que no se note la mirada de lista.

Para la Gin, que ahora se suma también a los momentos víricos, ha elegido un corte muy a lo garçon, bien recortadito y con unos flecos suavecitos y bien delimitados en rabo y culera. Además de una laca especial para esas pestañas blancas que tan interesante aspecto le hacen a la nena. Nada que ver con su barriobajera realidad, por cierto.

A las gatas, sin embargo, no las peina. ¿Para qué, si como son asociales están condenadas a morirse de asco encerradas en casa cual piojosas émulas de Rapunzel, a ver si llega el Gato con Botas a sacarlas de su lánguido encierro? De todas formas, la Miércoles no tiene mal pelo y es como peluchona, pero con esa especie de negro cuervo con babero blanco que gasta, la Tiberio se parece cada día más a un cura del Opus. Y eso no hay Llongueras que lo arregle.

Gafapasta, ven: te necesito.

2 comentarios:

  1. vas a ser la envidia de las petite brie de cualquier region gala asi que no te quejes q de momento vas a ser la mas guapa del barrio.....tu piensa lo q te va a mirar la lady cuando vea esa melena al viento,guapa!!

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  2. Pobre gafapasta, lo que habrá sudado y que poco se lo agradeces. Eres una resabiada Glenda. Ahora mismo le voy a cepillar a Pope tambien!!!!Y como se queje, zas, al rape!!!!jajaajajajajaajajaa

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