jueves, 23 de febrero de 2012

LA CONSEJERA CUATRERA. GRRRRRR.


El Gafapasta tiene un clús de fláns que le jalea en cuanto dice algo medio original. O sea, casi nunca. El pobre tiende a previsible. Y yo tengo un club de fans que me jalea y me anima en cuanto digo algo simpático y elegante. O sea, en cuanto me pongo patas a la obra.

Y me dicen las chicas de mi club que cuándo voy a escribir algo sobre la ofensiva referencia que la consejera de presidencia, justicia y oración del Gobierno de Cantabria hizo a mi Gafapasta. Porque ya saben ellas que le tengo debilidad, y que yo por mi Gafapasta Ma-To. Pero la verdad es que me aburre. Me aburre. Me aburre. No el Gafapasta, que en el fondo es simpático. Me aburre la consejera, rancia como la manteca rancia.

Me puse yo a investigar libros y hemerotecas y no vi que esta señora aportara nada inteligente a la historia de la humanidad. De hecho, sigo teniendo serias dudas acerca de si la tal Letica es una mala actriz infiltrada por los del Club de la Comedia para dar un poco de vidilla al gobierno cántabro. O si es un muñeco Chuky fabricado por Rouco Varela para dictar homilías por doquiera que derrame su lisura cual flor (de cardo) de la canela.

Lo único que me llamó la atención es que fue verla y pensar en un Bichón Maltés, que es un perro que siempre me ha caído gordo gordo a pesar de lo pequeñito que es. Por culpa de la hermana del Gafapasta que tiende a criar bichonas raqueronas e impertinentes. Pero ni los malteses esos con lacito y cursilería se merecen contar entre sus filas con semejante ejemplar. Así que me dije que de ser perra sería una Pinter con Lanas. Pero ni se me ocurre cómo sería posible que Leticia fuera perro con lo mala malísima que se la ve.

Bueno, también me llamaron la atención otras cosas. Por ejemplo, que siempre tiene cara de enfadada y que cuando sonríe es peor porque parece Cruella de Vil con retortijones. Que sobreactúa más que Rossy de Palma, y eso a pesar de que en vez de gobierno en esta región tenemos un troupe de cómicos de la legua dirigidos por el director general de Cultura, que va de dramaturgo de arte y ensayo y les entrena para poner caritas y carotas. Que le gustan los toros y le gusta retratarse entre toreros disfrazada de damisela medieval. Y que si tiene alma de torturadora de animales, pues qué más vamos a decir.

Pero lo peor de todo, lo que yo, glamourosa de mí, no puedo perdonar es lo fatal de la muerte que viste, con un característico Monja Style. La torerita corta en volantes negros que llevó para visitar al Poder Judicial y que dejaba salir torrente de blusa y michelín me pareció como para la Pasarela Bostronizo de hace siete temporadas.

Y es que yo, que estoy releyendo a Spinoza, y su estupenda reflexión de que no puede haber ética sin estética, de Leticia Díaz Savonarola, como la bautizó el listuco del Gafapasta, no tengo nada que añadir después de ver su look de toma de posesión. Una mujer mujer capaz de acudir a un acto oficial y solemne con esa americana estropajosa como si le sentara bien, con ese color inenarrable, con esos bordados de Charlyrrivel, con esa mueca de madrastrona y con ese fotógrafo tan malvado que busca un enfoque en el que la sacra cruz le tape el potorrito, no puede ser buena.

No, si al final me acabará dando pena y tendré que regalarle dos o tres batines viejos de los que ya no uso ni para estar en casa. O mucho mejor, no me dará nada de pena y si me la encuentro por la calle la muerdo.

Que no se me olvide llevar en el bolso la petaca de Listerine. Asco de mujer, por Anubis.

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