lunes, 19 de noviembre de 2012

ME CANSO


Ya, ya sé que he estado perezosa y requeteperezosa y totalmente lazy. Y gruñona también, que es que tengo ya un cuerpo que no está para nada. ¿Que se acerca algún perro impertinente a olisquearme el chirimiri? Gruño. ¿Que me coge el Gafapasta en brazos para subirme las escaleras? Pues agradecida le quedo agradecida, pero gruño. ¿Que la loca de la Gin quiere saltar por encima de mis carnes prietas para cambiar de habitación? Gruño y embisto.

Y es que con la llegada del otoño me he vuelto de repente medio viejuna y me canso. Y no os penséis que le mundo ayuda mucho, porque el mundo últimamente sólo me aporta tensión y más tensión.

Por ejemplo, que me lleva el Gafapasta a visitar a la Bruja de la Bata Blanca. Que me parece una cochina y se toma unas confianzas que no sé quién le ha otorgado. Que llegas al sitio ese que huele como a pócima de alcanfor con pis de yegua y te pega un tirón en una pata y te hace una llave de lucha libre para dejarte tiradita en una mesa requetefría y panza arriba. Y te enreda por la panza y por los pechitos y por las orejas y por la boca y te mete una cosa por el trasero que dice que es para comprobar la temperatura. Y todo eso para decir que me canso porque estoy vieja y que la espalda me duele porque me ha picado un loro. Hay que ser absurda. Bueno, luego el Gafapasta me dice que lo que quiere decir es que tengo el corazón tan grande que se fatiga muchísimo, y eso es verdad, que tengo yo un corazón que va derrochando amor y preocupación por los mortales. Y que lo que dijo la bruja es que tenía picos de loro entre las vértebras. Pero yo oí lo que oí, que me había picado un loro, y eso es ridículo. Y si dice que colecciono picos de bicharracos de esos con plumas entre mis delicadas vértebras, pues más absurdo y tonto que me lo pone.

Por ejemplo, lo tensa que estoy con la gata mala, Anabotella. Que está deprimida porque dice que le quieren quitar la alcaldía por marcharse a un spa de lujo en Lisboa mientras dejaba Madrid desatendida y catastrófica y que ella no ha estado nunca en Lisboa. Y mira, eso es verdad, que yo sé que de casa esta no ha salido. Claro que por mucho que se empeñe tampoco es la alcaldesa de Madrid, aunque se llame igual y aunque sea mala malísima. Pero no tanto.

Ejemplo al biés: tensa con la poligonera, que no hago vida de ella y como estoy yo lenta de reflejos intenta comerse mi comida y el día menos pensado le voy a comer el hocico rancio y meticón ese que tiene. Y además no hacemos vida de ella, no la veo yo futuro, pero eso ya os lo contaré otro día que tiene miga, corteza y gorgojos.

Y más ejemplo, que estoy tensa con el Gafapasta, porque me está mimando mucho, aunque no tanto como me merezco, pero cuando estamos de paseo le dice a todo el mundo que estoy vieja y acabada. Y le gruño y le digo que cuando quiera hablamos de su tipito de sílfide y su divino flequillo. Además, de viejuna nada, que he vuelto a la talla 34 y me llueven las ofertas para las pasarelas de primavera, y tengo un pelo de lo más sunsilk, y un cutis, bueno qué cutis, que voy a hacer la exclusiva de las cremas de Oil Of Uguau para la próxima campaña. En lo único que he notado los años es que yo antes era muy de locuras, muy de Gaultier y Max Jacobs y ahora como que me veo más con Givenchy, Chanel y Balenciaga. Eso sí, sin apearme del taconazo.

Pero a pesar de todo, cosas de este corazón enorme enorme dedicado siempre a causas nobles y nada frívola, no sé si voy a acabar tensa también con Balenciaga. Porque con eso de que las multinacionales tienen que meter la nariz en todo, hasta en los ateliercitos más coquetos y elegantes, han enredado en mi haute couture favorita y ha habido  bronca y al final se ha marchado ese diseñador divino que es Nicolas Ghesquière que tanto me gustaba para el Gafapasta, que decía yo, caso a estos dos y tengo solucionado el fondo de armario para los restos. Pero nada. Me he comprado ya el vestidito azul de la foto, sutil como alas de mariposa, ay. Que me queda de lujo y es ya de la próxima temporada. Y un bolso estupendo para el invierno en rojo corazón enorme. Pero no sé si les podré perdonar a los de Balenciaga tanta tensión.

Así que he decidido volver a mis orígenes jacobinos, guardar la guillotina desmontable en el bolso de Balenciaga, y empezar a rebanar cabezas tensas de cretino por la calle.

Aunque me canse.

1 comentario:

  1. bueno glen ya es hora , por muy cansada que una este,,,,,mucho tiempo has tardado bonita, ya esperaba yo encontrarte por el centro y reñirte un poquitin .....poquitin sola. uyy que no se meta contigo el gafapasta ehhh que tu aun tienes mucho caderamen que menear. lamidotes guapa

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