martes, 10 de abril de 2012

NOSTALGIA DE PRIMAVERA



Ya sé que me puede por aquí mi lado frivolón y rocambolesco. Pero, aunque sea de Moschino, una también tiene su corazoncito, y de vez en cuando echa de menos al Chicoguapo.

Si ya sé yo que mañana os va a contar algo el Gafapasta en su blog, porque mañana es día once de abril y el once de abril fue cuando el Gafapasta me dejó empantanada con la casa a medio recoger y se largó a Madrid. A estas horas estaba yo en la calle luciendo el palmito en plena Semana Santa de entonces, porque luego se me iba en autobús y hasta el día siguiente no me tocaba calle. Que estaba yo asumiendo que me tocaba un largo Sábado Santo de sepulcro y sudarios, muy descansadita, eso sí.

Y a media tarde del sábado, que me vuelve el jefe de su excursión y resulta que viene con un Chicoguapo (qué digo yo guapo, guapísimo como poco) y con una maleta enorme enorme. Que fue verles y decirles yo a las gatas, niñas, haced sitio que la familia ha crecido. Y pasé del Gafapasta, que ya le tenía muy visto, y me fui a olisquear al Chicoguapo, que olía a buena persona y a dulce de leche y a mate uruguayo. Y claro, fue oler esas cosas tan ricas y caer yo rendida y enamorada como una tonta y ponerme a hacer zalamerías hasta que vi yo que el Gafapasta empezaba a ponerse celoso y le tuve que hacer un par de monadas de apaño.

Anabotella también tuvo ojitos para el Chicoguapo. Porque los dos eran muy de fríos y de achuchones para quitarlos, que enseguida empezaron a compartir sofá y a pasarse calorcito. La gata tonta, la Tiberio, no. Fue la única a la que el Chicoguapo no conquistó ni en dos segundos ni nunca. Que la muy bruja le bufaba cada vez que le tropezaba por el pasillo y hasta hizo un par de amagos de atacarle y arañarle. Ni aunque Anabotella y yo le explicáramos que como tocara al Chicoguapo salía ella directamente por la ventana le cambió la actitud. Pero ella se lo perdió, que el Chicoguapo era además bromista y divertido y empezó a bufar a la gata tonta cuando se la cruzaba y a ella se le salían por el hocico los amagos de infarto de puro susto.

Yo al Chicoguapo, qué queréis, le quise una montaña, dos montañas, una cordillera. Vestía estupendamente, le sentaba todo estupendamente, era mimosón y hablaba con un acento raro que a mí me revolvía el potorrito de puro gustirrinín. Y le echo mucho de menos, igual que cuando se puso malo y se lo llevaron a un sitio que se llama hospital y luego venía el Gafapasta todo triste y todo nervioso a casa y me sacaba de paseo y nos daba la comida y se volvía a marchar más triste y más nervioso después de decirme que iba a comprar un perrito de peluche para el Chicoguapo porque le había dicho en el hospital con una sonrisa triste que me echaba de menos. "Echo de menos a Glenda". Qué tonto. Y yo le echaba de menos a él, y por eso me puse tan tontona cuando regresó a casa, que ya no había forma de despegarme de su lado. Que notaba yo que algo no iba bien y tenía que cuidarle, que para eso en esta casa de locos soy yo la única responsable. Y me echaba la siesta con él y todo para vigilarle las 24 horas.

Sigo echándole de menos. Me pone triste ver triste al Gafapasta y por eso cuando estamos juntos hago como que no me acuerdo y que me lo paso chupi con la Gin y miro mal a las gatas y le enseño los catálogos de Moschino y le digo que estoy enamorada de unos zapatos y de un bolso que he visto en Percha. Pero cuando el Gafapasta no está, sigo buscándole, buscando al Chicoguapo por toda la casa. Porque una mañana se marchó muy malito, muy consumidito, como un suspirito de monja, que no tenía fuerzas ni para caminar y tuvieron que venir a buscarle. Y ya no regresó nunca. Y me dice el Gafapasta que está con Lola esperándome en alguna parte llena de luz entre las nubes pero yo sé que el Chicoguapo nunca se hubiera ido de viaje sin despedirse de mí. De mí que le hubiera seguido como una cordera enamorada hasta el fin del mundo.

10 comentarios:

  1. Joder, Glenda. Eso se llama amor. Que me has contagiado tu nostalgia, y me da por llorar.
    Beluca

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  2. Quería poner algo bonito, Glenda, pero las lágrimas no me dejan. Un beso enorme para todos vosotros y uno muy especial para el Gafapasta.

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  3. Ay chicas, qué majucas que sois. Lametones y un poco de alegría primaveral para todas :)

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  4. Precioso, Glenda. Pero no te me pongas tan sentimental o no te lucirá el Moschino. Besote.

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  5. Precioso, Glenda, pero no te me pongas tan sentimental, que no te luce el Moschino. Un besote que te consuele.

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  6. Menos mal que ahora el Gafapasta nos saca de paseo por el centro y los escaparates de Percha ayudan mucho. Vi el otro día unos zapatos que no sé si para ti o si para mí, pero para una divinidad tienen que ser sí o sí.

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  7. Sin conocerle a él, apenas a ti... Y se pegan los amores Glenda... Incluso al Gafapasta, :)
    Un abrazo.

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  8. Yo soy más de lametones que de abrazos, Carmen. Pero los amores se pegan, cierto. Y las pulgas. Y luego se te queda pegada la poligonera de la Gin para quitarte el sitio y comerte la comida. Eso el Chicoguapo nunca me lo habría hecho, que hasta se apartaba un poco para que yo tuviera un piquín de espacio en la cama, entre él y el Gafapasta. Era más ricooo.

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    1. Que bien lo cuentas Glendamary (perdona que te llame así, pero es que te he cogido ley y yo también soy un poco poligonera, como la Gin...). Las divinas también teneis corazon, está claro y el Chicoguapo seguro que te adoraba. Cuida del Gafapasta que seguro que está chuchurrío. Cuesta recuperarse los amores perdidos. Mis compañeros de piso, Berta (la gata cool), y Mario, (el perro setterpijo) te mandan miaus y guaus y por favor, sigue escribiendo...

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