sábado, 15 de octubre de 2011

LA CALLE ES MÍA


A mí los años no es ya que me estén dotando de esta galanura y donaire que a mí misma me asombran, sino que ademas acumulo gracejo, sabiduría y un respe gruñón que ni el carca de Fraga en sus más gruñonas décadas. Y es que una sabe de sobra cuáles son sus derechos y cómo defenderlos. Como que no es una capaz de pegarle un medio meneo al biés a una bull terrier pesada que se ha creído que puede pasearse por el parque sin saludarme ni rendirme pleitesía ni nada. Juas.

Y hoy he tenido un día de esos que empezó con la proclamación oficial de que la cama es mía para continuar con la de que la calle es mía para concluir con la esencial la cena es mía.

Lo de la calle, pues es que la Gin como es jovenzuela, poligonera, cabezona y un poco lianta sigue emperrándose en decir que si está indignada por aquí, cabreada por allá y que los cazadores y las administraciones que no protegen a los pobres perrucos no la representan. Porque no se entera de nada y de que no van por ahí los tiros. Pero como hay mogollón ella feliz culeando "Gafapasta, llévame, Gafapasta, llévame". Y el canelo del Gafapasta, que a mí me pone tiernona y cachondona pero es un lelo que no sabe negar nada a la chiquilla, pues allá que se va para la manifestación.

Que no digo yo que no esté bien, pero a mis años yo sigo fiel a mis convicciones jacobinas. Y ya sabéis que yo todo esto lo solucionaría con una buena guillotina de alto rendimiento. Y además eso de ir de flower power por las calles me estresa muchísimo. Menos mal que esta vez me lo barruntaba y me puse los zapatos de salón, diseño exclusivo de Beda Herrezuelo, con tacón bajo bajísimo, que el 19-J me fui yo tan pichi a pasear con los unos stilettos de Versace y terminé la coño indignación que no sabía si la cadera se me movía a ritmo de rumba o de terremoto en El Hierro.

Y todo muy estupendo, pero la peña se debe de creer simpática con lo de "Mira, dos perroflautas". Qué pesados. Yo creo que mi exhuberante y rico potorrito da ya señas de que yo no soy precisamente un perro. Y mi donaire me inhabilita para tocar instrumentos de viento, que son muy ordinarios, como de banda de regimiento. Puesta a musicar, yo me veo más al arpa o con un piano de cola color caoba, no sé, perra-arpa o perra-piano. Y tampoco veo muy de flauta a Gin, que con lo ordinaria que sigue es más perratrombón. Pero nada, que los humanoflautasflowerpower se ríen mucho como si por la tontería les fueran a otorgar el Nobel de la Bobochorrada.

De todas maneras, yo ya le he dicho al Gafapasta que si sigue con la manía de deambular en masa por las calles de Santander, que a mí me deje en una timba de bridge. Porque ni con los tacones planos, vuelvo derrengada. Y el traje Chanel de entretiempo, que es monísimo, entre tanta gente no me luce nada.